El comercio cacereño ha vuelto a mostrar sus quejas por los daños que los graffiti ocasionan a sus empresas. El último caso lo ha protagonizado Autocares López, cuyo responsable, Jesús Sevillano, denunció ayer los destrozos ocasionados a uno de los autocares de su flota.

También los comerciantes de la calle Pintores, principal arteria comercial de la ciudad, aseguraron estar cansados de las pintadas y pidieron al ayuntamiento más seguridad en la calle, incluso a través de cámaras de vigilancia si fuera preciso.

María Jesús García, encargada de una de las tiendas de la calle Pintores, comenta: "Los graffiti nos crean bastantes pérdidas, porque a menudo tenemos que limpiar las fachadas". Juan Carlos Conejero, auxiliar de farmacia, asegura: "Limpiar la fachada es caro, pero lo peor es la imagen que da cuando está pintada". Todos opinan que lo más caro es cambiar los cristales cuando los pintan con ácido.

Pedro Rosado, secretario de la Asociación de Empresarios del Comercio de Cáceres (Aeca), afirma que cambiar un cristal oscila entre 1.200 y 6.000 euros, y pide que la ley sea más dura.