De viernes a lunes la tranquilidad de la noche de la ciudad se trastoca. Son muchos los vecinos que se quejan por la práctica del botellón, que afecta ya a toda la ciudad. No solo al Parque del Príncipe, donde el pasado sábado la policía multó a una treintena de jóvenes (algunos menores de edad) que se encontraban bebiendo en su interior, sino también a Rodríguez de Ledesma, Virgen de Guadalupe, plaza de Andalucía, pasaje de avenida de Alemanina, edificio Europa, el Perú, Cabezarrubia, Moctezuma, Nuevo Cáceres, León Leal, Maluquer, Angelita Capdevielle, Valhondo, Mejostilla,... La lista es larga. Esta práctica está penada con sanciones que llegan a los 300 euros.

Beber en la vía pública no solo genera ruido, porque muchas veces va acompañado de música, sino sobre todo suciedad. Cada fin de semana parques y edificios amanecen llenos de botellas y vasos vacíos y orines en todas las esquinas. Si están en zonas públicas es el servicio de limpieza el que se encarga de su arreglo, pero en muchas ocasiones son las comunidades de vecinos las que se ven obligadas a hacerlo, porque la basura se encuentra en zonas comunes y privadas. Es el caso, por ejemplo, del edificio Europa o el Zigurat, quizá los más afectados del centro, junto al pasaje de la avenida de Alemania. Estos dos últimos tomaron la determinación de blindar las entradas a los patios interiores pero, aún así, los jóvenes siguen colándose y campan a sus anchas dentro. Los desperfectos también corren en estos casos a cargo de las comunidades de vecinos.

CRECE CUANDO EMPIEZA EL CURSO / El problema se intensifica sobre todo cuando comienza el curso escolar y el universitario. «El botellón y utilizar la vía pública como si fuera un estercolero sigue pasando fin de semana sí fin de semana también», se quejan los vecinos del edificio Zigurat, que están hartos y cansados de esta situación. En este caso los grupos de chavales se concentran en las escaleras de este bloque que conectan Virgen de Guadalupe con Rodríguez de Ledesma, justo en los portales donde se encuentran las oficinas. El espacio queda hecho una porquería que hay que limpiar cada lunes a primera hora para que, cuando los negocios abran, esté todo en orden. «Son pandillas enteras haciendo botellón, bebiendo litronas e incluso comiendo, así echan la noche», aseguran. E incluso hacen sus necesidades en la puerta de los mismos portales.

A esto se unen las denuncias por los ruidos que provocan las fiestas de estudiantes en las casas, sobre todo los jueves por la noche. La policía acude a los pisos e identifica a los inquilinos pero, cuando se marchan, continúa la fiesta. «No hay lunes que no tenga que llamar a propietarios de viviendas que están alquiladas por las quejas de la comunidad de vecinos», afirman desde Administración de Fincas Casares. El problema se da sobre todo en edificios del centro, en los que hay una mayoría de pisos arrendados a universitarios.

A todo lo anterior se unen los actos vandálicos, como los que ha sufrido el Parque del Príncipe los últimos días, donde ha aparecido mobiliario roto y árboles destrozados (se cuelan por un muro roto en la zona del R-66). En otros sitios plagan las paredes de grafitis, como las escaleras de la calle Maluquer que bajan a León Leal. El pasado fin de semana la policía también detuvo a otro joven tras sorprenderle pintando una marquesina de publicidad y un establecimiento en San Juan.

La Policía Local ya ha anunciado que va a intensificar la vigilancia en todas las zonas públicas. «No se va a permitir este tipo de conductas incívicas por lo que se procederá a la vigilancia de todas las zonas públicas tanto por agentes de paisano como uniformados», afirmó el pasado fin de semana el jefe de la policía municipal, Benedicto Cacho.