La Oficina Municipal de Información al Consumidor (Omic) ha hecho balance de las principales quejas de los cacereños registradas a lo largo del pasado año. Los resultados no han deparado ninguna sorpresa porque, sustancialmente, las quejas siempre son las mismas, las relativas a la vivienda, principalmente.

Esta circunstancia es lo que más llama la atención, porque uno puede preguntarse ¿cómo conociendo las demandas ciudadanas no se pone coto a tanto abuso? También, en este asunto existe una agravante, que no es otra que se está hablando de servicios y derechos fundamentales para las familias, como es el acceso a un hogar. El ránking de quejas es motivo para la reflexión y, a su vez, obliga a pensar por qué la Administración no consigue que la vivienda deje de quitar el sueño a los cacereños. Adquirir una casa es ya lo suficientemente traumático para los bolsillos como para que, encima, el inmueble no cubra las expectativas del comprador. Incidir en la calidad tendría que ser un deber de los promotores y un derecho ciudadano. En este asunto la tutela de la Administración es más que necesaria para que la vivienda deje de ser la principal queja. Como diría un buen constructor, ´todo es ponerse manos a la obra´.