Juana vive sola en una casa baja de un barrio cacereño, pero no quiere desvelar su domicilio por miedo a que alguien le asalte de noche. Vive con ese temor hace años, desde que falleció su marido, y asegura que le cuesta mucho conciliar el sueño. "Pero lo peor, sin duda, es la Navidad", confiesa en declaraciones a este diario.

Como ella, unos quinientos mayores se levantan, desayunan, comen, cenan y duermen solos en sus casas de la capital cacereña. Muchos se resisten a abandonar su domicilio para marcharse a una residencia, porque valoran más la independencia del hogar que la propia compañía. Algunos de ellos tienen carencias de alimentación, limpieza e incluso higiene, pero sobre todo de índole afectivo. "Lo que más desean es conversar", explica la concejala de Asuntos Sociales, Basilia Pizarro.

Precisamente, el Servicio de Ayuda a Domicilio, financiado por la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Cáceres, ya alcanza los 700 cacereños de la tercera edad que viven actualmente solos o en pareja. Las asistentas acuden a sus casas, limpian, hacen la comida, van a la compra, lavan a los enfermos y los sacan de paseo.

La mayoría de los beneficiarios no pagan nada, y a cambio reciben una ayuda de dos a 10 horas semanales. "Intentamos ajustar las necesidades para aliviar la lista de espera, que aunque ha bajado supera las 140 personas", indica Pizarro. "A cierta edad nadie debería hacer cola para recibir apoyo", lamenta la concejala.

Ayuntamiento y Cruz Roja también ofrecen el servicio de Teleasistencia a 244 mayores (hay 40 en espera). Se trata de un dispositivo que el anciano lleva consigo y puede pulsar si se siente indispuesto. La teleasistencia domiciliaria es un servicio que, a través de la línea telefónica y con un equipamiento de comunicaciones e informático específico, ubicado en un centro de atención y en el domicilio de los usuarios, permite a los mayores solicitar ayuda.