Le han bastado al Papa Francisco poco más de dos meses para tener preparado el documento que regulará, a partir de ahora, la acción de la Iglesia para combatir y erradicar la pederastia en el seno de la misma.

Me gustaría saber si ha habido alguna otra institución que haya actuado con más rapidez que la Iglesia Católica para atajar este problema, a pesar de todo, todavía habrá quien nos quiera hacer creer que este es un problema exclusivo de ella y cuando algún caso más sea conocido, generalizarán y dirán que «todos» somos «muy malos» y no valorarán, nada de lo que se hace. Pero con esto ya se cuenta, pues para algunos, hablar de vivencia religiosa y sobre todo si la misma está relacionada con la Iglesia católica, es hablar de oscurantismo, pobreza intelectual e incapacidad absoluta para vivir en democracia. Y además al manifestarlo queda como muy bien y muy moderno.

Cómo entender, por ejemplo, que a un profesional que se presenta a sus oposiciones, consigue su puesto, y se le ocurre poner una cruz pequeñina en su mesa de trabajo, sus superiores le digan que está mal visto eso que hace y que procure quitarla. ¿Alguien puede explicarme por qué?, ¿dónde está el respeto y la libertad individual, propio de las democracias?

El texto del evangelista Mateo capítulo 5, versículo 14, «vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte», ha servido al Papa para presentar dicho documento en el que se recogen las medidas a tomar contra esta lacra dentro de la Iglesia.

Medios no afines han reconocido como «un paso significativo» el dado por la máxima autoridad eclesial. El documento que tiene rango de ley, obliga a denunciar ante la autoridad eclesiástica y civil cualquier caso del que se tenga conocimiento y hacerlo con decisión y diligencia. La autoridad eclesiástica de cada zona pastoral (archidiócesis) responderán ante el Papa del cumplimiento de las mismas.

La nueva normativa entrará en vigor el día 1 de junio, el Papa convierte ahora en un precepto legal y universal para toda la Iglesia la necesidad de denuncia de cualquier caso que se conozca.

Las diócesis estarán obligadas a establecer en el plazo de un año un sistema «fácilmente accesible al público» para que cualquier persona pueda denunciar casos de abusos.

Claridad y transparencia en la Iglesia SIEMPRE, pero consideración y respeto a la misma, también siempre.