A las nueve de la mañana, Cipriano y Petra ya habían visitado al Nazareno. "Venimos todos los primeros viernes de mes a verle, y al besapié no íbamos a faltar. Aunque tenemos obligaciones, un nieto que cuidar y otras tareas, lo hemos dejado todo y nos hemos venido muy de mañana, así, sin arreglarnos, como nos ves, y ya nos vamos a gusto". La devoción que profesa Cáceres a este imagen desde hace cuatro siglos tiene su máxima expresión con la riada de cacereños que acuden al besapié cada año en el templo de Santiago, por donde ayer pasaron unas 10.000 personas según el cálculo realizado a última hora por la cofradía (el trasiego continuó hasta la medianoche).

La talla fue adquirida por la hermandad en 1609 a Tomás de la Huerta a cambio de 300 reales, y actualmente es la que más devoción despierta entre los cacereños, junto con la patrona. El realismo de la imagen, su historia y su calidad artística son reconocidas dentro y fuera de Extremadura. Porta, además, una cruz de carey con remates de plata realizada en Sevilla en 1765.

Lleno a medianoche

El besapié dio comienzo en la medianoche del jueves con la iglesia abarrotada, y a primera hora de ayer el reguero era continuo. La afluencia se disparó por la tarde. "Vengo cada día a verle, aprovecho un ratino cuando paso hacia mi empleo. ¿Por qué?, no lo sé, me siento más animada, más alegre, mejor...", explicaba Joaquina en las puertas de la iglesia. Detrás salía Agustina con su amiga Paquita. "Tengo 64 años y vengo al besapié desde que nací, me traía mi abuela, después mis padres, y ahora yo animo a mis hijos", relató. "Mi caso es distinto, yo visitaba al Nazareno de Salamanca y al trasladarme por trabajo al palacio de Godoy, aquí al lado, me acostumbré a venir a ver a esta talla", dijo Paquita.

Diez mil historias similares desfilaron ayer frente al Nazareno y todos recibieron la tradicional estampa con la oración del pregonero del año, Jesús Bravo. "Aquí ves cosas impresionantes, conmueve la devoción de la gente", revelaron los miembros de la cofradía.