La calle Mira al Río se abrió ayer de nuevo al tráfico tras más de 10 meses en obras, aunque sólo fue una apertura parcial y momentánea, hasta que se resuelva definitivamente el contencioso que el ayuntamiento mantenía con la familia Salas y que impedía el derribo de tres viviendas de esta vía. La demolición, según calcula el consistorio, se producirá dentro de un mes y para principios de año la obra estará entonces acabada.

Mientras tanto, y para favorecer a los vecinos del entorno, el equipo de gobierno ha optado por esta medida, que consiste en permitir la circulación en un único sentido, desde la carretera de la universidad hasta el puente de San Francisco. Con ello se aliviará sobremanera el tráfico por el este de la ciudad (no en vano, se calcula que cuando la obra esté acabada absorberá cada día más de 5.000 vehículos).

De hecho, esta apertura parcial facilita el tránsito no sólo para el vecindario sino para todos los conductores que quieran acceder al centro desde Madrid. Juan Carlos Plata, un cacereño operador de prensa, fue el primero en estrenar el nuevo acceso. "Me viene muy bien --reconoció-- porque no tengo que dar toda la vuelta por la ronda norte".

Cuando la casa de los Salas se haya derribado (tampoco se han eliminado las dos viviendas que se encuentran colindantes para evitar riesgos), la calle tendrá que volverse a cerrar al tráfico para ensanchar los acerados y ultimar detalles de aglomerado e iluminación. Será entonces cuando Mira al Río pueda ser de doble sentido, objetivo central del proyecto municipal.

El concejal de Fondos Estratégicos, Javier Castellano, junto a los ediles de Mantenimiento, Joaquín Rumbo, y Seguridad

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