Las mujeres fueron sin duda de clarísimo talento, que divinizaría la admiración y el tiempo. Y éste, una innegable señal de que las mujeres tuvieron siempre voluntad de saber y demostraron ingenio. Cientos de mujeres sabias pueden ponerse de ejemplo». Con estas palabras de Filomena Dato cierra Joana Bonet su alegato en el Día de las Escritoras. La escritora es comisaria de la cita que organiza la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) y la asociación Clásicas y Modernas y que está dedicado en esta ocasión a las «autoras rebeldes y transgresoras que remaron a contracorriente, y en diferentes épocas y circunstancias cuestionaron el orden que les era impuesto desde la ficción, la poesía o el ensayo». En Cáceres, el Palacio de la Isla varias autoras leyeron textos a recordar a las mujeres de letras que han sentado precedente en la literatura.

EL PERIÓDICO EXTREMADURA habla con tres generaciones de autoras. A la primera pertenece Pilar Galán (Navalmoral de la Mata, 1967), coetánea de una etapa analógica y prolífica que compartió con Ada Salas, Pureza Canelo o Irene Sánchez Carrón, firmas de relevancia para las letras cacereñas. La de Patricia Luna (Trujillo, 1988) coqueteó ya con las nuevas tecnologías y la más joven, la Verónica Living (Cáceres, 1995) nació inmersa en blogs y redes sociales. Las tres pertenecen a espacios creativos diversos, pero comparten una única inquietud: no conciben una vida sin la literatura. Aunque hay diez años de diferencia entre ellas, responden al unísono. Escriben «desde siempre».

Han sobrevivido a los monstruos de sus etapas, pero mantienen una perspectiva optimista. Cuando Galán empezó a publicar contaba con referentes reducidos y las posibilidades de encontrar editoral también eran mínimas. Su único aval fue un nutrido currículum de premios. Treinta años después esa realidad ha cambiado. Internet ha mejorado la disyuntiva y permite a escritoras como Patricia o Verónica darse a conocer. «Gracias a las redes podemos establecer y vínculos y eso nos ayuda a crecer como autoras», sostiene la más joven. No obstante, Galán no muestra reticencias al progreso. Confiesa sentirse ilusionada sobre el futuro. «Si se publica todo, hay más facilidades de encontrar algo bueno», defiende y difiere en ese sentido de las firmas que piden más criba de autores en la era digital.

Galán siempre ha estado vinculada a la narrativa mientras que Luna y Living apuestan por más géneros: prosa, poesía e incluso ensayo. Con treinta años de diferencia, aplauden la celebración del Día de la Escritora y que cada vez haya más nombres de mujeres visibles en la literatura. En sintonía, aseguran que en mayor o menor medida han sufrido episodios en los que han sido desacreditadas por sus compañeros masculinos. En concreto, Galán hace referencia al «paternalismo» con el que en «ocasiones» se han dirigido a ella, no obstante, asegura que su camino se ha visto especialmente coartado por los hombres. Las dos escritoras más jóvenes ratifican el relato de su predecesora y aseguran que a pesar de las décadas también han hecho frente a situaciones similares en los círculos literarios.

Lamentan que a esta realidad se enfrentan «no solo en la faceta literaria, sino en otros ámbitos. Afortunadamente, aseguran, son conscientes del trabajo que realizan para «derribar esos muros culturales» y las tres están convencidas del avance. También lo están de que aún queda mucho camino. «La historia ha sido escrita por hombres y ahora nosotras la estamos reescribiendo», concluye con orgullo la más joven de las tres mientras agradece a sus predecesoras su lucha por la igualdad.