El San Pedro de Alcántara fue, en palabras de Andrés Harto Barrantes, su primer administrador, "la residencia sanitaria que con más tranquilidad y más eficacia se montó de las de por aquel entonces". Para aquellos años, recuerda, "fue una obra monumental, impensable, pero era tal el entusiasmo que había, que no hubo ningún problema, sino todo lo contrario". Reconoce que no tenían problemas de dinero, aunque mantiene, también, que entonces "se luchaba más por conseguir una buena asistencia que por todo lo demás".

También recuerda con orgullo que en el año 58, dos años después de su apertura, la residencia de Cáceres "fue premiada a nivel nacional por tener un rendimiento extraordinario con unos costes ajustados".

Administró la residencia cacereña durante años, y aunque su deseo hubiese sido quedarse, se marchó al hospital Puerta de Hierro "porque sacar adelante a cinco hijos era difícil hacerlo desde aquí".