Angel González llegó a Cáceres a mediados de los años 70 porque era un destino con poca demanda. Su hijo enfermó en Bilbao por el clima y optó por llevar a su familia a un clima más seco. "Otro de mis hijos nació aquí y mi vida ya está aquí", afirma este oficial. Entro por vocación en la policía tras trabajar como camarero en su Salamanca natal. "Me impresionaban los uniformes", dice. Y poco después ya lo vestía. "Recuerdo lo duras que eran antes las condiciones de trabajo --explica sobre sus inicios-- en coches sin calefacción y patrullando con mantas".