Pilar Leal, una de las nietas de Juan Leal Ramos (1887-1949), que fue delegado de Trabajo y director suplente de la Caja de Ahorros en Cáceres, siempre admiró a su abuelo. Aún recuerda a su padre definiéndole como "un hombre justo, honrado, trabajador y humilde".

Junto a su hermano León Leal, al que dedicaron una calle, este inspector de Trabajo hizo mucho para que Cáceres se modernizara. El antiguo Instituto Nacional de Previsión (INP), la Caja de Ahorros y la Obra Social de la Asociación de Madres de Familias Cristianas dieron fe de una trayectoria que sirvió de ejemplo a otras generaciones. "Siempre quiso quedarse aquí", añade sobre el cacereñismo del abuelo.

Cuentan Felisa Leal y Pilar Bacas en el libro León Leal que los dos hermanos "trabajaron codo con codo en numerosos campos, entre ellos, el de la Formación Profesional". Fue precisamente en la antigua escuela de Maestría Industrial, situada en Gómez Becerra, donde se diseñó el busto que, con orgullo, han colocado ya en el edificio de la consulta que el traumatólogo Alejo Leal, nieto de Juan Leal, tiene abierta en la avenida Ruta de la Plata.

"Debió de hacerlo un alumno muy aventajado", cuenta Pilar Leal, que solicitó a la dirección del instituto García Téllez la entrega de la escultura para mantener vivo el recuerdo de su abuelo. "Estuvo colocado en este centro, pero había un error. No era García Téllez, sino mi abuelo", afirma la nieta de Juan Leal, que recuerda que fue el propio centro el que costeó que el boceto se esculpiera en hierro fundido. Fue retirado tras la petición de la familia.

En el olvido

Hasta hace unas semanas, el busto de Juan Leal había permanecido en un almacén. Ahora, el instituto ha decidido entregárselo a la familia. Andrés Rico, director del centro, admite que familiares de García Téllez también le habían advertido de la confusión y asegura que la escultura debió realizarse en los 80. "Lo retiramos cuando nos los pidieron", dice para zanjar polémicas.

Pilar Leal recuerda que, aunque su abuelo fue menos conocido que León, tuvo un papel activo en el desarrollo de la ciudad. Se casó con Cristina Osuna y crió seis hijos. Para Fernando, el mayor y ahora con 94 años, volver a ver el busto ha sido como un reencuentro con su padre. María Cristina reside en Madrid. Tarsila, Alejo, Teodora y Manuel fallecieron. Admiraron a su padre, al que "le gustaba el campo y hablar con las mulas", como dicen Bacas y Leal. Esa escultura recordará para siempre a un hombre que luchó por Cáceres.