Más de 500 perros, 95 gatos, 4 conejos, 3 caballos y un periquito. Son las cifras del primer año de trabajo de los nuevos gestores de la perrera municipal, rebautizada como Refugio San Jorge por las asociaciones Dejando Huella y Proyecto Animalista, que desde enero del 2012 se ocupan de la atención a animales abandonados. "En este tiempo nos hemos dado cuenta de que las cifras de abandono en la ciudad son enormes. Y no son solo abandonos por parte de cazadores, sino de muchos animales de compañía", señala Laura Varaldi, una de las responsables del centro. También se quejan de la escasa implicación que hay por parte de la ciudadanía con el proyecto, lo que se traduce en el caso del refugio en ausencia de manos de voluntarios para atender a los animales y falta de fondos para cubrir sus necesidades sanitarias y alimentarias.

Pero no todos los datos son negativos. De los 500 perros que recogieron de la calle a lo largo del 2012, 90 de ellos fueron recuperados finalmente por sus dueños y 290 consiguieron ser adoptados. Además 100 se quedaron en las instalaciones del refugio sin que nadie los reclamara y 21 fallecieron. A estas cifras une el colectivo las de otro refugio privado donde los datos son "muy similares", con la diferencia de que además de perros hay otros animales que no tienen un hueco en el refugio municipal. Además de perros "hemos recogido muchos gatos, unos 95, de los que 60 siguen en el refugio, y también conejos y caballos", añade Varaldi. "No tenemos medios para atender a caballos, pero hemos tenido que hacerlo en casos en los que nos han avisado porque los han encontrado con daños", cuenta.

PREOCUPACION La responsable del refugio reconoce que ha sido un año "difícil" en el que se ha trabajado "muy duro" para conseguir atender las necesidades de los animales que han pasado por sus instalaciones y alerta del incremento de los abandonos que se ha producido en el último mes.

"Ha habido días en los que hemos recogido a cinco animales", señala la integrante del colectivo Proyecto Animalista. Por eso uno de los objetivos que se marcan para este segundo año de trabajo es mejorar la concienciación de la población cacereña. "Tener un perro conlleva un gasto y es una responsabilidad. Hay cosas obligatorias como que lleven un microchip, y mucha gente no lo hace", afirma.