Cáceres vive intensamente la primavera, que viene cargada, como cada año, de actos de gran tradición. Desde la Semana Santa se celebran tantas actividades que es difícil quedarse en casa cada tarde, todas ellas multitudinarias, excepto una. La bajada de la Virgen, pese a la lluvia, congregó a miles de cacereños, que durante la novena convertirán la concatedral en un incesante ir y venir de fieles, curiosos, turistas, pedigüeños y algún que otro despistado.

También multitudinaria es la quema del dragón, otro encuentro festivo que llena el centro de la ciudad en honor al patrón San Jorge. Expectación levanta la corrida de toros, la subida pedestre a La Montaña, la romería el día de la patrona, el Womad, la feria de mayo, el festival de teatro... Todas las actividades, excepto una, congregan a un gran número de asistentes que no quieren perderse este reencuentro con la tradición.

Sin embargo, y ahí va la excepción, pocos festejos cacereños pasan tan inadvertidos para los ciudadanos como la procesión cívica de la corporación municipal el día de San Jorge. Los munícipes, excepto uno, desfilan a ritmo de Redoble y ´Paquito el chocolatero´ para, posteriormente, tremolar el pendón de la milicia concejil. Algo habrá que ´regalar´ para atraer a un público que ´pasa´ de estos saraos oficiales.