Suena el teléfono móvil de Fernando Madina, líder de la banda sevillana Reincidentes. Faltan pocas horas para el concierto que anoche ofrecieron en el hípico, ante más de un millar de espectadores, con Los Jacobos de teloneros. Al otro lado, José Carlos Macías, del grupo extremeño Maggot Brain. "Somos grandes amigos", dice Madina, al que acompañan otros compañeros de escenario. Es la hora de los postres. Con un gintónic de MG --"cualquiera menos Larios"--, uno de los fundadores de Reincidentes hace 22 años responde con claridad sobre el triunfo de Obama, la marcha de Extremúsika a Mérida o el futuro de la industria discográfica. "Lo que tiene que cambiar es la sociedad yanki, no su presidente. Si el cartel de Extremúsika funciona y las condiciones del recinto son buenas, puede ganar público", asegura, recordando que fueron uno de los pocos grupos que se salvó de la suspensión del festival este año en Cáceres.

Con 15 discos, el último editado este año, Reincidentes quieren seguir siendo "proletarios de la carretera" ante las dificultades para vender discos. "No hay banda que no haya vivido de los directos. Ahora comprar un disco es de fan", dice Madina, crítico con la industria, a la que culpa de convertir la música "en un objeto de consumo en lugar de arte. Las discográficas, aunque ahora se quejen, han logrado que se compre un disco como una botella de whisky".

Para ellos, el rock "significa compartir nuestras ansias de tocar, de decir lo que nos gusta y lo que no". Madina apenas se ha bebido la copa y hay que probar sonido. Reincidentes sigue fiel a su historia.