Alfonso Cortés es invidente. Tiene una discapacidad física que le impide en muchas ocasiones realizar actividades cotidianas como sacar dinero de un cajero no adaptado o hacer la compra en un establecimiento sin acceso especial. En 2009, él y seis personas más, todos con alguna discapacidad, deciden formar Adinca, que Cortés presidiría. Nacía con el firme propósito de reclamar la integración de este colectivo en la sociedad y salvaguardar la igualdad y la defensa de sus derechos en la provincia.

De momento, son 87 socios más los simpatizantes, personas sin discapacidad pero que aportan un gran apoyo a la organización sin ánimo de lucro. Con los recortes derivados de la crisis económica, se han reducido las subvenciones y muchos de los recursos que antes había, como actividades programadas por la Junta, están desapareciendo. "Hay personas que están recibiendo menos de lo que cuesta tener un ayudante en casa", declara Cortés. Adinca se financia a través de donaciones y una aportación de los socios de 10 euros. También recaudan fondos a través de actividades benéficas como mercadillos solidarios.

La asociación no cuenta con elevada notoriedad pero a sus miembros les sobra ilusión por hacer actividades y crear nuevas oportunidades."Hemos centrado nuestra gestión en darle al socio una oportunidad de participación", nos cuenta Alfonso Cortés, "el ocio para las personas discapacitadas es fundamental. Hay personas con movilidad reducida que apenas abandonan sus casas, y necesitan de esto más que nada". Por eso, se promueve la participación en dinámicas de entretenimiento y viajes a lugares accesibles para los discapacitados. Pero en muchas ocasiones supone un problema, al conllevar un gasto más elevado. Se requiere un autobús adaptado y sitios que tengan un cuarto de baño accesible. Este año se han realizado viajes al Cerezo en Flor, y se celebró el Día del Socio con sorteos y un espectáculo de magia.

En cuanto a los derechos de la comunidad, la asociación concentra sus fuerzas en lograr la accesibilidad universal en la ciudad. Recientemente se ha aprobado la ordenanza que pone en marcha una oficina técnica para conseguir este objetivo, comenta Cortés. También comparten una causa con la Once, para convertir todos los semáforos de la ciudad en sonoros. "La alcaldesa está por la labor, pero se necesita tiempo para implementarlo, todavía no existe como tal", concede Cortés, "podemos cambiar muchas cosas, pero tiene que existir un diálogo civil".

El presidente de la asociación afirma también que a pesar de la crisis, los derechos se pueden conseguir con algunos ajustes razonables y un gasto proporcionado. Adinca continuará con su actividad hasta lograr que la integración de las personas discapacitadas sea efectiva en Cáceres.