Renfe presentó alegaciones a la aprobación del plan de urbanismo que ahora está en vigor, unas advertencias que estaban relacionadas con el cambio de ubicación de la estación propuesto en el plan y que fue uno de los argumentos dados en 1997 por la Junta para no aprobar la normativa urbanística de la ciudad porque faltaba el informe de Renfe. El plan no se aprobó hasta un año y medio después, y Renfe emitió su informe, en el que, a raíz de un convenio firmado con el ayuntamiento en 1998 para dar otros usos a la estación que se sumasen al ferroviario, apoyaba el emplazamiento actual.