Los restos arqueológicos localizados en Mira al Río formaron parte del recinto amurallado. La habitación, de planta ovalada, de entre 20 y 30 metros cuadrados y que es el principal hallazgo, fue una cisterna o aljibe con recogida de agua freática. Su origen se data, en un principio, entre los siglos VIII y IX y el XII, y en su edificación se reutilizaron sillares romanos. La cisterna era la base de una torre que protegía la toma de agua y la torre de los Pozos, que se comunicaba con el aljibe a través de una escalinata.

Esta es la hipótesis que está barajando el equipo técnico que trabaja en las excavaciones de la calle San Roque, en Mira al Río, excavación que ayer visitó Francisco Pérez Urban, director general de Patrimonio Cultural, que destacó que el hallazgo "ayuda a explicar mejor el recinto amurallado". "Se pondrá en valor", según anunció el alcalde, José María Saponi. Pérez Urban precisó que, según los estudios previos, el origen de los hallazgos está "entre los siglos VIII y X, digamos que tardorromano, empezando la Edad Media".

Las excavaciones se centran en tres puntos: la cisterna, con sondeos en el terreno, que se deben parar, ya que brota agua limpia del subsuelo; el exterior, en lo que fue el acceso o escalinata; y la puerta que hay en el lienzo de muralla de la torre de los Pozos, visible desde la calle San Roque, pero por donde ahora no se puede acceder, ya que la otra parte del lienzo está rellena de tierra. La cisterna, que tiene una bóveda de medio cañón, es lo único que no es visible desde la calle.

La hipótesis que se baraja es que de la puerta que hay junto a la torre de los Pozos salía un acceso (escalinata), franqueado por muros que arrancaban del arco que hay en la parte superior de la puerta. Este acceso conectaba con la torre o recinto defensivo donde estaba la cisterna. El objetivo era unir la plaza de armas, en el interior del recinto amurallado, con un punto de toma de agua, y proteger esa comunicación con una estructura defensiva que desde fuera pareciese maciza para que no quedase al descubierto ni la entrada ni este punto débil de la muralla.

EL PROYECTO DE ENSANCHE Lo que aún no ha quedado definido es en qué época se edificó todo este complejo. El arco temporal en el que se trabaja es muy amplio (desde la época romana hasta la Alta Edad Media). Lo seguro es que se reutilizaron sillares romanos, ya que en algunas de las piedras hay huellas de gafa (enganches empleados por los romanos para mover los bloques).

Otra cuestión que queda por resolver es la importancia de esta toma de agua, ya que lo lógico es que el suministro estuviese garantizado en el interior. Las posibilidades son que se tratase de una edificación más antigua que se reutilizase, o que fuese un sitio donde se extraía agua con comodidad y que había que tener protegido. En las excavaciones ya se han detectado elementos de edificación comunes que vinculan el recinto de la cisterna con la muralla y la torre de los Pozos, y se han localizado la base de unos muros (de protección de la cisterna) con casi tres metros de espesor, que serían parte de un recinto defensivo o torre.

La habitación de la cisterna pudo utilizarse como cocina, lo que explicaría los sillares negros que hay junto a los brocales (las salidas que hay en el techo de esta habitación abovedada, que se usarían como tiro de chimenea).

Patrimonio y ayuntamiento trabajarán ahora para la puesta en valor de este hallazgo, lo que seguramente obligará a retocar el proyecto del ensanche de Mira al Río y podría afectar a uno de los acerados, "algún tratamiento habrá que hacer", indicó Saponi, que confió en que las obras "no sufran ningún retraso".