Es uno de los primeros pulsos a los que se enfrenta el alcalde, Luis Salaya, y su gobierno. Tras el de los hosteleros, frenado, y el de los vecinos de Casa Plata, también parado, ahora son comerciantes del centro por la restricción del tráfico que se mantiene en el acceso por San Antón, una limitación que rechazan porque se suma a la crisis económica que padecen por la crisis del coronavirus. Ven esa restricción del tráfico como una causa más para el descenso de sus ventas.

Primero fueron los comerciantes de Moret, Pintores, Paneras, San Juan y San Pedro. Ahora son los de Galarza, Parras y San José. Estos últimos han convocado una manifestación para el próximo jueves en la plaza de Galarza. Si a corto plazo ven en esa restricción un mal para sus economías, a medio plazo el temor es la semipeatonalización de San Antón y Parras.

Salaya recordó ayer que se mantienen reuniones mensuales con el sector y que habrá más con los comerciantes que ahora se quejan. Reiteró ayer que la restricción de San Antón no tiene una incidencia directa en la economía de los negocios de la zona porque se permite el paso hasta el párking de Galarza e insistió en que se mantiene esa limitación para evitar las aglomeraciones en las aceras de San Antón.