Parece que la navidad se ha adelantado en numerosos hogares extremeños, y es que muchos de aquellos que se establecieron fuera y sólo regresaban en época de turrón y villancicos, han hecho las maletas y han vuelto al hogar. Equipajes que se fueron cargados de ilusiones, retornan a su lugar de origen con un relleno diferente, más o menos esperanzador dependiendo del caso.

Hace años buscaron una oportunidad más allá de nuestra región, contemplando la posibilidad de establecerse en una ciudad diferente a la nuestra, con otros vecinos, otras costumbres, y otro color. Muchos -afortunados- lograron los objetivos que en su día se habían propuesto, y adoptaron otra tierra como propia; otros muchos aparcaron sus metas, y simplemente se acostumbraron a lo que allí se les ofrecía no apostando más de lo conseguido; otros tantos volvieron, bien con los sueños cumplidos, bien con los ánimos enterrados bajo una sonrisa forzada y sentimiento de resignación .

Las maletas volvieron cargadas de unas experiencias -mejores o peores- que sin duda serán la piedra angular sobre la que basen sus proyectos del día de mañana. A todos aquellos que se fueron y han vuelto con la mirada cabizbaja hemos de decirles que no han fracasado: estos años vividos son la prueba irrefutable de que lucharon por un futuro diferente, por aquel que soñaron, y que quizás no alcanzaron por encontrarse en el momento y en el lugar menos oportuno para hacerlo. No son sino los momentos vividos, los que nos hacen aprender, y tan sólo el hecho de haberlo intentado merece nuestro aplauso.

Pero no quiero generalizar, ya que todos los casos no fueron así: muchos de los que emigraron volvieron por otros motivos, vieron las posibilidades que tenía esta tierra, y volvieron para apostar por ella e invertir en toda la riqueza que aún queda por explotar.

Tanto para los primeros como para estos segundos (y para aquellos que aún volverán sea por el motivo que fuere), nuestras puertas siempre están abiertas. No es erróneo buscar las oportunidades fuera cuando uno no las halla cerca-pero en ocasiones, hay que retornar al principio, porque la ocasión no siempre está cuando la buscamos, y es posible que ésta se presente ante nuestros ojos en el momento menos pensado, y en el lugar que abandonamos.