Los alrededores del Embarcadero más bien parecen un espacio abandonado que un enclave todavía por estrenar. Las obras comenzaron en el 2004, pero han sufrido hasta once demoras en la fecha de finalización y dos reformados en el proyecto inicial. Todavía falta por resolver un problema con la cubierta y abrir el acceso por el nuevo vial de ampliación de la avenida de la Constitución, que sufre sus propias demoras. El ayuntamiento pretende ponerlo en marcha a finales de año, pero antes también tendrá que subsanar los desperfectos de la urbanización exterior, que lleva casi tres años acabada y se ha deteriorado.

Está llamada a ser una de las zonas de vanguardia, con el Embarcadero, el Garaje 2.0 y el moderno pabellón deportivo por inaugurar, pero su imagen deja ahora mucho que desear. Las zonas verdes ni siquiera son tales. La plaza de acceso está llena de maleza y los alcorques, con árboles sin vida, se han cubierto de hierbas. Enfrente, las pintadas y residuos deterioran la zona de juegos. Algunos columpios han sido arrancados y a otros les faltan piezas. Los bancos del entorno se ocultan entre el pasto y las papeleras no se vacían. En el edificio han desaparecido tramos de lamas y hay lunas rotas.