Nacho cogió carrerilla para pegar un gran salto y propinar con todas sus fuerzas una patada en los genitales a Roberto, un atracador que intentó robarle la cartera. Mientras tanto Elena empujaba a su agresor, que pretendía secuestrarla. Nacho y Elena tienen síndrome de down y pertenecen a uno de los colectivos más vulnerables a la hora de sufrir atracos o agresiones. Por suerte las escenas descritas antes son imaginarias, pero todas fueron interpretadas ayer por Roberto Rubio, instructor de técnicas de arresto y defensa personal de la comisaría de la Policía Nacional de Cáceres.

Rubio llevó a cabo una clase de técnicas básicas de defensa en la facultad de Educación Física para una quincena de personas de la Asociación Síndrome de Down. Aprendieron a salir adelante ante situaciones límite, como puede ser el robo de un bolso, agresiones físicas o arrestos. "Este colectivo es uno de los más vulnerables y el que más atracos recibe de los delincuentes. Hemos intentado enseñarles las técnicas de una manera muy visual, escenificándoles situaciones reales para que ellos vean de primera mano qué es lo que tienen que hacer en esos casos", explicó el instructor, Rubén Rubio.

Más robos en verano

Se trata de un proyecto que está llevando a cabo la Policía Nacional con estas minorías, también lo harán con las mujeres para prevenir el maltrato o la agresión sexual. "Estas acciones son importantes porque muchas veces las personas no saben cómo reaccionar ante situaciones límite. Recordar estas técnicas en verano es primordial porque es la época del año en la que se disparan los hurtos en la ciudad", indicó el monitor de la policía.

Evitar zonas oscuras, llevar el teléfono móvil al lado de la pared en lugar de al de la carretera, no abrir la puerta si no se conoce al que está tras ella, no beber nada desconocido o no confiar de las personas que se acercan por la calle a pedir algo fueron las principales nociones que sobre autoprotección recordó la policía a sus alumnos ayer. Y en caso de agresión, intentar soltarse cuanto antes, empujar o golpear al asaltante en los genitales o en el brazo y salir corriendo. Mientras, es importante gritar ¡Fuego! : "En situaciones como esta se recomienda que se grite fuego en lugar de socorro o auxilio porque las personas cuando escuchan auxilio no se acercan al pensar que hay problemas y pueden verse implicados. Sin embargo si gritamos fuego, las personas que lo escuchen se acercarán. La curiosidad del hombre hace que al escuchar fuego quiera acercarse a ver qué sucede", advirtió el instructor, Rubén Rubio, que además de enseñar autodefensa a estos chavales, consiguió que se sintieran, por un día, los reyes de un ring de boxeo.