Los cacereños que hoy compren los tradicionales coquillos en el puesto de Ricarda Martín tendrán como regalo una floreta. Con este dulce obsequio, esta vendedora cacereña y vecina del barrio de San Blas celebrará los 35 años que lleva acudiendo a la romería. A sus 63 años, todavía le quedan fuerzas y ganas para elaborar unos 3.000 dulces (coquillos, roscas fritas y floretas) que son los que servirá este año a los romeros. Su pena es que "la romería cada vez va a menos", por lo que pidió a los cacereños que acudan "para que no se pierda".