EDAD 60 AÑOS

NACIMIENTO PEDROSO DE ACIM

PROFESION AMA DE CASA

AFICIONES ADEMAS DE ELABORAR DULCES, LE ENCANTA PASEAR, HACER GIMNASIA Y CUIDAR A SUS NIETOS

Sus abuelos regentaban una conocida repostería de Talaván y tenían el apodo de los merengues , pero sus sabrosos conocimientos nunca llegaron hasta Ricarda Martín. Aun así, la nieta llevaba el oficio en la sangre y aprendió por sí sola los secretos más dulces. Desde hace 40 años elabora coquillos a pedir de boca para venderlos en San Blas y en la novena de la Montaña.

--¿Recuerda cómo fue su primer asalto a la sartén?

--Un día de febrero, con 20 años, me metí en la cocina para hacer coquillos y roscas fritas. No tenía mucha idea, pero me salieron de rechupete . Estaba tan animada que salí a venderlos a la romería de San Blas y en 20 minutos no me quedaba ninguno. Comencé a prepararlos todos los años para San Blas y la novena de la Montaña, hasta hoy. Durante mucho tiempo también vendí coquillos, magdalenas, perrunillas, tortas del calvario, tortas de chicharrones y roscas fritas en el mercado franco. Se agotaban en 2 horas.

--¿Por qué no abre una tienda?

--Hacen falta muchos trámites y tengo cierta edad. Además, lo hago por tradición más que por ganancias. Con el precio de la miel, el butano, la harina y el aceite queda poco margen. Lo mío es pasión, por eso cocino desde las cinco de la mañana en los días de San Blas y la Montaña. Para la última fiesta hice 100 docenas de coquillos de miel y azúcar, y 50 de floretas.

----Seguro que nunca revela el secreto de sus recetas...

--No puedo, pero el coquillo necesita mucho cariño y reposo.

----¿Lo dejará algún día?

-- No. Pienso que si me tocara la lotería haría coquillos para todos los cacereños, pero gratis.