Se sitúa ante la pelota, da un paso hacia delante, otro a la derecha y chuta, aunque no lo suficientemente fuerte como para que la bola llegue a la portería. Se acerca despacio a ella, que se ha quedado a escasos 15 centímetros de la línea de gol, pero se revuelve y acaba de bruces sobre el esférico, mientras el portero espera. El que lanza es Algarrobo y quien espera, Número 1. Lo intentan de nuevo, esta vez con mejor suerte. Número 1 se prepara, abre y flexiona piernas y brazos bajo los palos, Algarrobo se sitúa tras el balón, mide las distancias, eleva la pierna y esta vez sí, logra llevarla al fondo de la red.

El gol no es brillante, pero sí es sorprendente que los protagonistas de esta secuencia no son personas, sino robots. Son dos de los seis que utiliza un grupo de universidades españolas para investigar, y el fútbol es ´el escenario´ en el que ensayan. "No somos unos fanáticos de este deporte, lo utilizamos porque se trata de un escenario excelente para probar nuestros algoritmos", señala Francisco Martín, profesor de Robótica de la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid). Y lo es porque se trata de un entorno dinámico que plantea múltiples problemas que se pueden solucionar con técnicas de robótica móvil.

En torno a esas técnicas ha girado el Workshop de Agentes Físicos, un congreso de robótica que ha congregado a representantes de distintas universidades en la Politécnica de Cáceres y en el transcurso del cual se llevó ayer a cabo la demostración con los robots. "Son autónomos, por lo que desde el momento en el que se conectan son capaces de detectar tanto la pelota como a los demás ´jugadores´ sobre el terreno", señala el experto. Lo hacen a través de las dos cámaras que llevan en la parte superior y a través de la comunicación en red que establecen entre ellos para informar de dónde están y hacia dónde van a moverse", añade.

El reto es que las investigaciones que llevan a cabo se puedan aplicar luego a la vida cotidiana. "Si es capaz de moverse por un campo y localizarse puede aplicar ese mismo algoritmo para moverse por una casa y desarrollar tareas de teleasistencia a un anciano", apunta Martín. "Además, el hecho de poder cooperar tiene muchas aplicaciones en navegación submarina o exploración del territorio", asegura. Sin embargo, que lleguen a hacerlo no es una cuestión a corto plazo, "porque las empresas no apuestan aún por esto", sostiene el profesor, que reconoce que Japón es "la sociedad de los robots" y el modelo a seguir.

Robots extremeños

En busca de ese modelo trabajan también en el laboratorio de Robótica de la Uex, que ayer presentó igualmente a dos de sus cuatro criaturas: Pulguita y Flexo. Ambos tienen una estructura similar, una base sobre cuatro ruedas, un ordenador portátil y dos cámaras sobre ella. Parecen simples, pero ponerlos en marcha ha requerido el trabajo del equipo del laboratorio desde el año 2005. Ahora Pulguita puede llevar a cabo investigaciones de atención visual, mientras que Flexo además es capaz de detectar pequeños palés de madera, recogerlos y elevarlos gracias a los dos brazos que le han instalado. ¿Y el futuro? "En el futuro las máquinas pueden ayudar a los humanos, no sustituirlos", afirma Pilar Bachiller, profesora de la Uex.

En cuanto al fútbol, puede que ningún robot sea capaz de sustituir a la las figuras de carne y hueso. Pero ya hay planes para que en el año 2050 la selección campeona del Mundo se enfrente a una de robots. De momento, practican en la ´Robocup´, un torneo internacional en el que se enfrentan equipos de robots. "Puede parecer increíble, pero también parecía increíble cuando se planteó que un ordenador ganara al ajedrez a un hombre y lo consiguió", sostiene Francisco Martín. Fue el 11 de mayo de 1997, cuando el brillante Kasparov fue derrotado por la computadora Deep Blue. ¿Será ´La Roja´ el rival a batir?.