La lluvia marcó ayer el arranque de Extremúsika 2008 y convirtió la primera jornada del macrofestival rockero en una prueba para los espectadores que tuvieron que disfrutar de la música cobijados en la carpa gigante del hípico, único escenario que funcionó ayer, antes de que hoy empiecen a sonar los otros dos instalados en los terrenos del ferial. A Vallekas Producciones, organizadora del evento, calculó que la asistencia rondó ayer las mismas cifras que el año pasado con una entrada al recinto de cerca de 12.000 espectadores.

A pesar de que la amenaza de la lluvia acabó por cumplirse, los conciertos se desarrollaron con normalidad hasta el cierre de esta edición, cuando Loquillo comenzaba a cantar a las 23 horas. En total, hasta la madrugada de hoy Extremúsika tenía previsto ofrecer un total de 14 actuaciones, que arrancaron con puntualidad antes de las tres de la tarde, con la inauguración a cargo de la banda andaluza Gritando en silencio, ganadores del concurso de maquetas del festival este año.

Aunque durante la mañana también había caído agua, fue a partir de las seis de la tarde cuando las nubes empezaron a descargar con más fuerza sobre la arena del hípico mientras sonaban las canciones de Hora Zulu. A pesar de que paró más tarde, los espectadores se dividieron entre los que optaron por mojarse o protegerse bajo la carpa. Muchos utilizaron chubasqueros o sudaderas con capuchas para evitar la lluvia, clave de la jornada en Extremúsika.

CON FUERZA Antes de las ocho de la tarde volvió a llover con intensidad sin que los camiones de arena descargados días antes en el hípico pudieran evitar los charcos. El espectacular despliegue logístico, con todos los escenarios protegidos, facilitó el trabajo de los músicos, que no dejaron de animar a la parroquia del Extreocho durante toda la tarde. Bellota Negra, Memoria de Pez, Discordia, Vantroi, Strawberry Hardcore y Barricada completaron el listado de bandas que pisaron la plataforma del hípico antes de que Loquillo levantara pasiones entre sus seguidores. El resto: Saratoga, Rata Blanca y Mamá Ladilla, últimos en el cartel a las 2.30 horas.

Por primera vez en la historia del festival, Extremúsika tuvo que luchar contra el mal tiempo. Nadie recordaba tanta lluvia en una sola tarde. Fue una lástima porque el sonido funcionó de forma impecable desde el inicio. Las bandas que desfilaron por el escenario del hípico lograron calidad, pero se encontraron con su peor enemigo: el agua. Pasadas las ocho de la tarde, mientras sonaban los mexicanos Vantroi, el cielo seguía descargando y los espectadores más atrevidos brincaban a la intemperie, aunque la gran mayoría permanecía agazapada bajo la carpa. Era el peor de los escenarios que se podía esperar y solo se llevaban cinco horas de convocatoria. A pesar de todo, las dos jornadas más intensas del festival serán hoy y mañana, con 27 y 28 conciertos respectivamente. Que las malas predicciones se hicieran realidad ayer no enfrió los ánimos de los organizadores. Angel Romero, promotor de Extremúsika, decía que las consecuencias de la lluvia se podrían notar en el horario de los conciertos para que se pudiera secar el escenario, aunque esta circunstancia no se dio ayer porque cumplieron con puntualidad.

A PIE Y EN BUS En el exterior del hípico, el trasiego de espectadores fue continuo desde primeras horas de la mañana. Las líneas del autobús urbano trasladaron a jóvenes hasta el recinto, aunque muchos prefirieron hacer a pie el trayecto desde las estaciones al ferial. A mediodía, la zona de acampada con mayor capacidad, situada junto a la rotonda de entrada al ferial, presentaba algo más de la mitad de su capacidad.

Pero Extremúsika no solo se vive dentro del recinto ferial. Los aparcamientos se han convertido en un lugar perfecto desde donde seguir el festival. Tenderetes, tiendas de campaña y vehículos a modo de vivienda improvisada transforman el ferial en una romería musical.

A las nueve de la noche, la lluvia seguía cayendo sobre el hípico, justo antes de la actuación de los madrileños Strawberry Hardcore. El panorama no cambiaba: espectadores a cubierto y los más valientes, más mojados.

Los servicios desplegados en el ferial funcionaron con normalidad. Los 25 trabajadores de Conyser, empresa concesionaria del servicio de limpieza, se repartieron por el recinto, mientras los de asistencia tomaban posiciones por si se hacía necesaria su intervención. Al igual que en la tarde del jueves, volvieron a repetirse las colas en las taquillas del ferial. A los espectadores se les coloca, uno por uno, la pulsera con la que se permite la entrada al recinto. Tampoco la llegada de la noche logró detener al peor adversario de ayer: la lluvia que acompañó al estreno.