Era mediodía y desde el inicio de la Ronda del Carmen ya se escuchaban los tambores. El ruido procedía del mercado municipal, que más que un lugar de compras ayer parecía estar en carnavales. Toda una fiesta. Los comerciantes contrataron una batucada para dinamizar las compras durante el periodo navideño y fue todo un éxito. Durante más de dos horas los tambores amenizaron la mañana a los clientes. Más de uno bailó mientras pedía un cuarto de kilo de costillas, una merluza de pincho o un kilo de peras. Una imagen extraña pero consiguió lo que pretendía: Llamar la atención del público. «Queremos que se nos escuche, que el público sepa que aquí hay un mercado porque, aunque parezca mentira, todavía hay gente en Cáceres que no sabe que existe este mercado», dice el presidente de la asociación de comerciantes, Sebastián Jiménez.

La iniciativa parte del ayuntamiento, que está llevando a cabo actividades para dinamizar el pequeño comercio de la ciudad y ayudar así a que los cacereños conozcan la oferta que tiene Cáceres. Ronda del Carmen eligió precisamente una batucada porque quería hacerse oír. «Vamos despacito pero sobrevivimos», afirma Jiménez, que se mostró positivo porque en los últimos meses se hayan adjudicado tres de los cinco puestos que aún quedan libres en el mercado (en estos momentos solo hay dos vacíos). La oferta es muy variada: Carne, pescado, frutas, verduras, dulces, productos ecológicos,… Uno se puede marchar con la compra hecha. «Lo bueno de venir aquí a comprar es que nosotros preguntamos al cliente qué quiere hacer con el producto y cómo lo va a elaborar, para ofrecerle el que mejor le encaja, es un trato mucho más individualizado», explica el presidente del colectivo.

Tienen expectativas positivas para la Navidad, aunque esperan un mayor volumen de clientes de cara a la próxima semana. Y solicitan al ayuntamiento que dinamice la primera planta del edificio, que lleva cerrada desde que se rehabilitara en el año 2016. Entonces todos los puestos comerciales se trasladaron a la planta baja, con la idea de que la superior se utilizara como establecimiento hostelero, pero la concesión siempre ha quedado desierta. A finales del pasado mes de noviembre se organizó allí el November Fest (la fiesta de la cerveza) y fue todo un éxito. Los comerciantes piden ahora que se lleven a cabo actividades de este tipo todas las semanas. «Necesitamos que se haga porque se nos da a conocer. Aquel fin de semana vino mucha gente que no sabía que estábamos aquí. Además, tener una planta cerrada no da buena imagen», insiste Sebastián Jiménez.