La ronda norte, que se abrirá la próxima semana, está previsto que sea el día 6, es la infraestructura más importante que se inaugura en Cáceres desde que hace 34 años entrase en funcionamiento la presa del Guadiloba. Ambas no sólo comparten su valor para la ciudad, sino también su origen en el tiempo. La ejecución de la ronda se incluyó entre las infraestructuras necesarias en el plan general de urbanismo del año 1975. Lo que entonces se planificó como una carretera de circunvalación se inaugurará el miércoles como una avenida de seis kilómetros que atraviesa cinco barrios y junto a la que se edificarán 4.000 pisos durante el próximo lustro.

En los informes y en el proyecto se admite que la ronda es una vía plenamente urbana, y que ya no sólo servirá para lo que se planificó, comunicar las carreteras de Trujillo y Plasencia, sino para unir el norte de la ciudad con el sur por su lado oeste. Su principal ventaja va a ser que se llevará parte del tráfico que ahora circula por el eje Hernán Cortés-Guadalupe. Las previsiones del director de las obras, Vicente Dochao, son que el 60% de los vehículos que circulan por este eje utilice la ronda durante su primer año y que se llegue al 72% en el segundo, lo que supone una intensidad diaria de tráfico superior a 10.000 vehículos.

EXITO O FRACASO La cercanía de las viviendas y la elevada cifra de coches que utilizarán una vía en la que se pueden coger velocidades altas hacen que el éxito de la ronda dependa de que se garantice la permeabilidad entre los distintos barrios, que no sea una barrera como lo es el tren para Aldea Moret, y que se controle la velocidad para que de verdad se respete su límite, que es de 50 kilómetros/hora al tratarse de un tramo urbano. De momento, y cuando aún no está inaugurada, ya ha habido peticiones para hacer nuevas conexiones a la ronda, a la que sólo se puede acceder desde las ocho glorietas de su recorrido a pesar de que tiene vías de servicio.

El paso definitivo para construir la ronda se dio en mayo del 2000, en una reunión entre el alcalde, José María Saponi, y el presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. El consistorio aportó los terrenos, ha tenido que conseguir unas 30 hectáreas al contar sólo con la propiedad de menos de la mitad del suelo, y la Junta ha sufragado la obra, que tenía un coste inicial de 19,4 millones y que finalmente, con las dos modificaciones aprobadas el pasado julio, saldrá por más de 21 millones de euros.

La ronda norte se ha dividido en dos tramos para su construcción, una partición acertada por las circunstancias tan distintas de cada uno, ya que mientras en La Mejostilla se ha producido un espectacular desarrollo urbanístico en la última década, en la Sierrilla hay zonas que el plan de urbanismo, a pesar de que se ha dejado edificar, protege.

El tramo que comunica las carreteras de Trujillo y Casar es el más urbano. La ronda tiene aquí a un lado los sectores 3, 1 y 4 de La Mejostilla y los residenciales Gredos y Proexsa, y al otro el resto de la ciudad. Es en esta parte donde queda claro que la ejecución de la ronda llega con retraso y que ya no es el borde de la ciudad, sino que la atraviesa.

A las viviendas ya edificadas en las cercanías de la nueva vía se sumarán las que están en ejecución en Montesol 1 (1.023) y en Ronda (754), y las que se van a iniciar en unos meses, ya cuentan con plan parcial aprobado, en Vegas del Mocho (695) y en Montesol 2 (1.324). Además, entre Mejostilla y la carretera de Casar todavía queda suelo urbanizable sin desarrollar, que ahora tiene una densidad edificatoria baja (para unifamiliares y con 8 vivienda/hectárea) y que con la apertura de la ronda sufre una revalorización importante.

El tramo de la Sierrilla es más problemático por el impacto que la nueva vía causa en un espacio que ahora está protegido. Aquí la ronda sí es el borde de la ciudad, salvo en su tramo final donde están los dos sectores de las urbanizaciones de la Sierrilla. La aparición de la ronda norte podría abrir la puerta a nuevas actuaciones urbanísticas en este enclave, aunque desde el consistorio se ha asegurado que en la revisión del plan general de urbanismo, que está en su fase inicial, se mantiene su protección. Las principales alegaciones que se presentaron al proyecto de la ronda, que partieron de la asociación conservacionista Adenex y de los colectivos vecinales del R-66, afectaban a este tramo por su impacto urbano y ambiental.

LAS MEDIDAS Adenex se mostró satisfecha por el nivel de aceptación de sus peticiones, pero lamentó la exclusión de algunas y cuestionó la eficacia de las medidas para el control de ruidos, que a día de hoy, cuando sólo faltan pocos días para abrir la ronda norte, sigue siendo una reclamación de la asociación vecinal del sector A del R-66.

La ronda cuenta con dos carriles por cada sentido de la circulación, cada uno de 3,5 metros, con arcenes exteriores de 2,5 metros y con interiores de uno. Tiene itinerarios paralelos para peatones y ciclistas y pasos para salvar la Ribera y conectar el olivar chico de los Frailes y el R-66.