Nueve de la mañana de un día de invierno. Las retroexcavadoras trabajan incansables en la falda de la Montaña. Los 2 grados de temperatura provocan un curioso efecto: el vaho se desprende a modo de neblina de los terruños y las rocas que arrastra el bulldozer. Una treintena de obreros se mueven diligentes entre la escarcha y el barro. Han conseguido que las lluvias, excesiva en otoño, no hayan retrasado las obras pese a los días perdidos en noviembre. De hecho, su trabajo ha permitido que ya pueda adivinarse perfectamente el trazado que llevará la ronda Sureste, la mayor obra programada en la capital cacereña desde la ronda Norte (2004), con una orografía compleja al atravesar la Montaña y salvar el Marco.

En este proyecto los números se disparan. Unos seis camiones suman en torno a 250 desplazamientos diarios de tierra de un lado a otro de la ronda para excavar aquí y rellenar allá. Un proyecto mayúsculo con 30 meses de plazo de ejecución, que espera su finalización en octubre de 2020. El importe total asciende a 20,6 millones de euros financiados por la Junta de Extremadura. La longitud es de 3,8 kilómetros dividida en dos lotes de obras. Comenzaron el pasado abril y van a buen ritmo. «Las lluvias de otoño han coincidido con la fase inicial, con el movimiento de tierras. En noviembre nos retrasaron algunos días, pero en diciembre avanzamos», subraya José Manuel Mateos, ingeniero de caminos y jefe de obras del lote I. «Los trabajos marchan bien dentro de la complejidad que entraña una proyecto de este tipo, con movimientos de tierra, numerosos servicios afectados, pasos inferiores…», explica Pedro Agustín Rodríguez, ingeniero de caminos y director de las obras. La finalización está prevista para octubre del año 2020.

UN ENLACE IMPRESCINDIBLE / La ronda Sureste es ya imprescindible por varias cuestiones, sobre todo porque aliviará la fuerte saturación circulatoria del eje Vadillo-Fuente Rocha-Miralrío (más de 18.000 vehículos diarios, con un solo carril por sentido) y San Francisco (en torno a 12.000). Servirá por tanto de conexión rápida y práctica entre las barriadas cacereñas, facilitando un rápido desplazamiento norte-sur y viceversa. Pero además, unirá los dos hospitales, San Pedro de Alcántara y el nuevo complejo del Cuartillo, cuya comunicación será fundamental hasta que éste se abra al completo. Y por supuesto, la nueva ronda servirá de circunvalación a los conductores que pasen por Cáceres en largos desplazamientos, ahorrándose vías más céntricas.

Los dos lotes van avanzando prácticamente a la vez. El primero, acometido por la unión temporal de empresas (ute) formada por Senpa-Aglosan-Araplasa, con un importe de 10,7 millones de euros, corresponde al tramo que transcurre desde la EX-206 (carretera de Miajadas, en la zona de Charca Musia) hasta el nuevo mirador de la Montaña (junto a la ermita del Amparo), con una longitud de 2,4 kilómetros.

En este trayecto se trabaja ya el drenaje transversal, se construyen los pasos inferiores, el movimiento de tierras se encuentra relativamente avanzado «y estamos con la reposición de servicios, es decir, con la canalización de los distintos suministros que cruzan por el trazado de la ronda: electricidad, abastecimiento, telefonía, gas...», explica el director de obras.

El segundo lote, de 1,4 kilómetros, a manos de la ute Gévora-Majoin-Durantia, con un presupuesto de 9,9 millones de euros, se prolongará desde el mirador de la Montaña hasta la glorieta en la que confluyen la N-521 y la ronda Norte (situada junto a la Universidad Laboral). Ya se ha ultimado el drenaje transversal y se ha iniciado parte del movimiento de tierras.

El trazado completo de la ronda Sureste incluiría en el futuro otro tramo desde la Charca Musia hasta la carretera de Badajoz, tal y como se recoge en el estudio informativo aprobado en 2014 por la Junta de Extremadura.

El proyecto actual comprende siete estructuras (dos viaductos, cuatro pasos inferiores que permitirán canalizar ampliamente los viejos caminos, y una pasarela peatonal), y cuatro intersecciones tipo glorieta, más el enlace con la rotonda de la Laboral. La primera de estas glorietas, de 326 metros de desarrollo, conectará la ronda Sureste con la Ex-206 (carretera de Miajadas) y con la Calle Bach, en el entorno de la Charca Musia. La segunda, de 358 metros, unirá la nueva circunvalación con la prolongación de la avenida de Dulcinea y el residencial Vistahermosa.

VIADUCTO AL MARCO / La tercera, de 358 metros, permitirá la salida desde la ronda Sureste hacia la avenida de la Hispanidad y la ronda San Francisco (a la altura de los juzgados), un tramo que además incluirá un viaducto de 90 metros para salvar el Marco. «Este viaducto se ampliará con respecto al proyecto inicial a fin de dar más holgura a la ribera, para no encajonarla», explica Pedro Agustín Rodríguez.

La cuarta glorieta (227,9 metros) conectará la nueva ronda con la carretera de acceso al santuario de la Virgen de la Montaña y con San Marquino. Para permitir a los viandantes y ciclistas que continúen el camino hacia dicho santuario o en dirección bajada, se habilitará en las inmediaciones de esta glorieta una pasarela y junto a ella, un mirador desde el que se divisará el casco histórico de Cáceres a la altura de la ermita del Amparo. Uno de los accesos a dicho espacio contará con pendientes aptas para personas de movilidad reducida y una zona con varios aparcamientos. La quinta rotonda enlazará con el residencial Universidad y también con el camino de Cáceres a Sierra de Fuentes.

Una vez concluido, el nuevo trazado de la ronda Sureste será similar a la ronda Norte, con carriles bici y bandas peatonales en cada lateral. Los ciudadanos podrán pasear por este nuevo entorno y descubrir excepcionales vistas a la ciudad desde nuevas perspectivas.

operarios y maquinaria / La previsión es tener listo en verano el movimiento de tierras. Unas 30 personas trabajan en la obra cada día (conductores, manipuladores de maquinaria pesada, encofradores, topógrafos, ingenieros....), con 4 retroexcavadoras, entre 5 y 7 camiones de movimiento de tierras, 2 niveladoras, 1 rodillo, 1 bulldozer, 2 camiones pluma, vehículos auxiliares, equipos de generación eléctrica... De las seis empresas responsables de estos trabajos, cinco son extremeñas.

Los desmontes van descubriendo un paisaje curioso. «El terreno pizarroso deja paso, a la altura del camino del Portanchito, a la arcilla roja y al duro material del Calerizo», repara José Manuel Mateos, jefe de obras. Un arqueólogo se encarga de supervisar las actuaciones en un terreno especialmente sensible, poblado por el hombre desde la Prehistoria. No ha habido sorpresas. La ronda sigue su camino. Faltan 22 meses para su apertura. Cáceres, por fin, se desencorseta por el Este.