Las relaciones institucionales entre el ayuntamiento y la Junta se pueden calificar de cordiales, al menos son mejores que con otros gobiernos municipales del PP. Pero las muestras públicas de buen entendimiento entre Ibarra y Saponi desde que éste accediera a la alcaldía en junio de 1995 no ocultan las diferencias políticas, y cada vez son más los roces entre el gobierno local y el autonómico. El último capítulo de esta rivalidad entre instituciones gobernadas por partidos de distinto signo se vivió ayer cuando el alcalde en funciones, José Joaquín Rumbo, criticó la falta de cortesía institucional hacia el consistorio al que no se informó de la visita que la nueva consejera de Fomento, María Antonia Trujillo, realizó el pasado viernes a las obras de la ronda norte, olvido que Rumbo atribuyó al "uso partidista" que la Junta hace de la ronda, que es la principal infraestructura en ejecución en el casco urbano.

No es el primer caso, y ayer se repitió lo ocurrido a finales de febrero, cuando se criticó al consejero de Sanidad por no informar al gobierno municipal de su visita, acompañado por el presidente de diputación, a la parcela donde se construirá el nuevo hospital.

LOS FONDOS PARA INVERSIONES

Estas diferencias quedarán aparcadas en la entrevista que tras el verano mantendrán Saponi e Ibarra, reunión que se celebraría en septiembre, según dijo ayer Rumbo. Son encuentros en los que Saponi se juega más porque la financiación autonómica es una de las fuentes de ingresos del ayuntamiento, inversiones "a las que Cáceres tiene derecho", subrayó Rumbo, que recordó que de Madrid y Bruselas están llegando más fondos que de Mérida. Una de las reivindicaciones es que la Junta participe en el porcentaje que el consistorio aporta a los programas europeos, colaboración que sí se produjo en las inversiones concedidas por Bruselas en el segundo mandato de Sánchez Polo y que se ejecutaron en el primer gobierno de Saponi.