Desde pequeña quería ser médico, cuenta Carolina Corchado Villalba, una joven de 34 años, cirujana de la Unidad de Traumatología del hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres.

Define a su familia como «de las de Cáceres de toda la vida». Su padre fue el dependiente de una conocida zapatería de la ciudad, ‘Calzados El Cañón’. Ahora regenta una multitienda en el Paseo Alto y su madre se dedica al sector de la limpieza.

«Me he criado en San Blas», relata. En Bachillerato, en el IES El Brocense, se propuso sacar buena nota para estudiar medicina. Con 18 años comenzó sus estudios en Badajoz. Tras seis años de carrera, comenzó a prepararse el MIR, también en la capital pacense. «Ahí me di cuenta que después del examen quería trabajar en un quirófano». Al poco tiempo, decidió ser traumatóloga. El esfuerzo tuvo sus frutos, sacó nota y eligió Cirugía en Traumatología, lo que quería.

En los tres meses de descanso que hay entre conocer la nota del MIR y empezar los cinco años de residencia, la joven cacereña deció ponerse a trabajar en el servicio de Urgencias del hospital de Villafranca de los Barros. «Quería conseguir ahorros porque la residencia la iba a hacer fuera de Extremadura». Por ello, nada más transcurrir esos meses, puso rumbo a Salamanca. Su casa durante cinco años, aunque en ese periodo también tuvo tiempo de acudir a otros lugares. Sevilla y Florida fueron los destinos que eligió para realizar una formación en especialidad quirúrgica de miembro superior.

La etapa llegaba a su fin, «cuando la residencia está terminando te planteas qué quieres hacer con tu vida y yo quería volver a mi casa». A los pocos días de regresar a Cáceres, encontró trabajo. «No me dio tiempo a apuntarme al paro».

«Hay que lanzarse al vacío, tener ideas, emprender», le dice a los venideros. «La ciudad merece una oportunidad y se la tienen que dar ellos».

En nada se cumplen cinco años que es interina. Ha estudiado un máster de patología del hombro y ahora uno de mano y muñeca. Aunque no sabe qué le deparará el futuro, «me tendrían que ofrecer algo muy muy suculento para irme». Además, desde enero también trabaja en la clínica Quirón. La cirujana está contenta con su trabajo, «vienen de otros hospitales de la región para que les opere». Ahora tiene claro que irá a por todas, «voy a intentar hacerme con una plaza fija de trauma».