Cuando se equivoca no le importa admitirlo. Lo hizo con el incumplimiento de las medidas de distanciamiento social en la plaza Mayor durante la grabación del programa Masterchef el pasado 16 de junio y ayer volvió a hacerlo al aceptar los fallos de comunicación con la oposición que rodearon este domingo el anuncio de que la finca Arropé, situada junto a la base militar del Cefot, albergará el centro budista más grande del planeta.

El alcalde, Luis Salaya, tomó la palabra al término del pleno extraordinario emitido vía streaming para reconocer que «limará» estos errores después de que la oposición en bloque, excepto el concejal no adscrito Teófilo Amores, afeara al dirigente socialista que les comunicara esta decisión solo «cinco minutos antes» de decirlo a la prensa y publicarlo en las redes sociales.

La sesión, en el ecuador de este agosto de rebrotes y mascarillas, se convocó para firmar el hermanamiento con la ciudad nepalí de Lumbini, que culmina así el trámite administrativo que da luz verde a una cooperación futura entre ambos países y que derivará en la ejecución de este templo de grandes dimensiones que por primera vez el ayuntamiento cifró en 40 millones de euros (hasta el momento se había hablado de 25). Es una inversión privada de capital birmano, que lidera la Fundación Lumbini Garden, con sede en Madrid y que está presidida por José Manuel Vilanova.

Las conversaciones para que este proyecto fructificara las inició la empresaria cacereña Pilar Acosta, luego el ayuntamiento y la Junta se sumaron a la idea, que vio sus primeros frutos en un viaje oficial que una delegación presidida por el alcalde y la consejera de Cultura realizó a Nepal en el mes de enero. En la comitiva también viajó el concejal de Turismo, Jorge Villar, que posteriormente y por decisión de Salaya ha dejado de ser el portavoz municipal de esta cuestión puesto que las competencias se las trasladó al edil de Patrimonio y Urbanismo, José Ramón Bello.

En el pleno, el representante del PP, Rafa Mateos, aprovechó para recordar este extremo insinuando abiertamente una fricción en el equipo de gobierno, aunque al finalizar la sesión, el alcalde insistió en que la elección de Bello fue una decisión meramente operativa ya que los gestiones urbanísticas son ahora fundamentales. Eso sí, agradeció a Villar la labor realizada regalando a sus oídos que es el concejal que más idiomas habla y el que tiene más experiencia internacional que «todos los miembros de la corporación juntos». Por boca de Bello, sorprendentemente, ni una sola palabra de apoyo a su compañero de filas.

Y es que, a la vista de lo ocurrido, de poco le ha servido la experiencia al edil de Turismo, puesto que Bello es quien ha asumido todo el protagonismo del proyecto estrella de Salaya. Ayer quedó claro en el pleno, que abrió el responsable de Urbanismo defendiendo el hermanamiento con Lumbini, «porque es una gran oportunidad que implica a los ciudadanos y a los empresarios» y porque será, dijo, «enriquecedor por los acuerdos, proyectos comunes y financiación» que llevará consigo.

Hermanamiento

El de Lumbini es el hermanamiento número 12 que Cáceres firma. Lo enumeró José Ramón Bello, que apeló a la necesidad de aprovechar estos acuerdos y lamentó que corporaciones anteriores no les hayan sacado el rédito debido. «Los hermanamientos son una buena forma de hacer amigos», recordó Bello, quien curiosamente hizo mención a un medio de comunicación que en un artículo citó todos los protocolos a los que ha llegado la capital cacereña en esta materia, olvidando de forma incomprensible el artículo que el pasado 27 de enero escribió la periodista Lola Luceño en este mismo diario, donde se daba detallada cuenta de las ciudades hermanadas con la capital cacereña. Seguramente ese día el edil no se leyó este periódico.

Tras el resbalón, el responsable municipal citó el viaje a Nepal, la negociación, los diferentes acuerdos (eso sí, también se le ‘pasó’ nombrar a Pilar Acosta) y seguidamente elogió de forma reiterada a los nepalís, porque «nos regalarán una estatua de mármol de jade blanco de 2.500 kilos de peso y porque durante la pandemia quisieron entregarnos 5.000 mascarillas que finalmente se quedaron en la India por problemas con la aduana», enfatizó.

El concejal ensalzó las declaraciones realizadas por los cronistas oficiales de Cáceres, Fernando Jiménez Berrocal y Santos Benítez Floriano, ambos colaboradores de El Periódico Extremadura, que en sus informes han hablado del «filón turístico que el centro budista supondrá para la ciudad». Además, y a juicio del edil, será una oportunidad de ofrecer «acciones culturales transversales» y «un puente entre Oriente y Occidente». También será positivo en materia de juventud, acogerá a jóvenes estudiantes y se realizarán acciones conjuntas.

Bello recurrió a esa típica frase de los políticos de: «Hoy es un día importante», y aunque la oposición aprobó por unanimidad el hermanamiento y el PP pasó de la abstención en la comisión al ‘sí’ en el sentido de su voto, lo cierto es que le dieron un tirón de orejas. El concejal no adscrito Francisco Alcántara fue el primero en solicitar al gobierno municipal que sea «exquisito para no motivar discrepancias y contribuir a un verdadero consenso». Alcántara hizo mención a la petición que su grupo realizó para la elaboración de un catálogo de terrenos municipales para que se cedieran gratuitamente a las iniciativas privadas.

El concejal explicó que entonces el pleno no aceptó la cesión gratuita. De modo que Alcántara se preguntó:«¿por qué en el caso del templo budista, sí, y en el resto, no. Por qué para esto, sí, y para el sector industrial, no?».

La representante de Podemos, Consuelo López, tras hacer autocrítica del poco jugo que Cáceres ha sacado a sus hermanamientos, confió en que en el caso de Lumbini «se haga un modelo efectivo de cooperación» y compartió que «las formas deben ser de otra manera» e «implicar más a los ciudadanos».

La portavoz de Ciudadanos, Raquel Preciados, por su parte, criticó la gestión «en las formas y no en el fondo». Lamentó que la información de los terrenos «no ha sido tratada de forma oficial» y que lo mismo ha ocurrido con otros detalles del proyecto:«Nos enteramos de modo extraoficial de que van a traer una estatua de jade». Y añadió que Bello ha tomado el mando, que se ha «dejado de lado a Villar» y que el primero «debería haber trasladado en tiempo y forma» cualquier avance y tendría que «estar presente en todas las comisiones de Acción Comunitaria» en las que se aborde el asunto.

Preciados relató que la elección de Arropé implica tres aspectos que a su juicio suponen un perjuicio para el proyecto: la proximidad del Cefot, la cercanía del ferial (con los ruidos y molestias que ambas zonas podrían suponer) y la localización de un yacimiento arqueológico en la zona».Igualmente, la dirigente de la formación naranja reclamó que «los procedimientos se cumplan, que se aclaren las partidas y gastos económicos» que implicará el proyecto, que «los procedimientos se cumplan con rigor» y que «la comunicación sea fluida y no a destiempo».

Vender humo

Finalmente, el dirigente popular Rafa Mateos recriminó que «se mezcle lo público con lo privado, que sean los políticos quienes anuncien lo que hace la iniciativa privada y copen las páginas de los periódicos».Mateos dejó claro que antes de que su grupo apruebe la cesión de la finca Arropé pondrá las siguientes exigencias:«a quién se hace la cesión, en qué condiciones, para qué, con qué uso, qué va a obtener Cáceres y qué confesiones religiosas van a venir. Si estas cuestiones son nítidas y beneficiosas para la ciudad, este grupo apoyará el proyecto, de lo contrario estaremos en contra», aseguró.

Eso sí, Mateos agradeció a José Ramón Bello «el esfuerzo por trasladar una información que en diez meses no se dio». El portavoz del PP sentenció que no será «ni muleta de vendedor de humo ni cómplice de un engaño a los cacereños». Y concluyó defendiendo que esta iniciativa «no es del Partido Socialista sino de los cacereños». Y es que, sin duda, Buda despierta polémica en el hemiciclo municipal. H