El 13 de marzo ofreció su última rueda de prensa al aire libre; lo hizo en el Bombo de Cánovas. Ayer, 84 días después, el alcalde volvió a salir. De un tiempo a esta parte estamos viviendo pequeños momentos históricos, inmortalizados a través de las cámaras. El de este jueves, a las once, fue otro de ellos y lo protagonizó Luis Salaya, que presidió la primera comparecencia después de más tres meses hablando a la opinión pública vía streaming y a puerta cerrada en el salón de plenos del ayuntamiento. Lo hizo para apoyar al club de baloncesto y en un lugar que no puede ser más cacereño: los soportales del Palacio Municipal, a los pies del Foro de los Balbos.

Es curioso que el alcalde eligiera, por azar o no, el Foro, lugar que durante gran parte del siglo pasado albergó el mercado de abastos y que era uno de los motores económicos de la ciudad. Y precisamente de eso, de economía, habló el dirigente socialista, al que se le ve con buen aspecto, un rostro de menor preocupación que durante los días más duros de la pandemia, y especialmente optimista.

No negó la incertidumbre, pero sí enmarcó esta etapa dentro de «un escenario ilusionante» porque salimos de «una situación profundamente difícil, en la que podemos volver a reconstruirlo todo». Salaya aseguró que Cáceres «tiene posibilidades de crecer económicamente en varios sectores», aunque citó especialmente al de la cultura y el deporte. En este sentido, hizo referencia a su plan económico financiero y confió en liberar el corsé del techo de gasto para poder afrontar los retos del futuro de la mejor manera.

Vuelve a su rincón en la avenida de España. / FRANCIS VILLEGAS

«¡Qué bueno si estamos aquí, qué bueno si tenemos salud!». Así comenzó el regidor su aparición, con camisa blanca y americana azul marino (lleva mascarilla, pero huye de las de pato que tan de moda se han puesto en los chicos porque dice que le asfixian y que producen una especie de efecto rebote al hablar que dificulta escuchar con claridad cualquier conversación).

Luego se centró en uno de los aspectos que estos días acapara la actualidad informativa: la concesión de nuevas terrazas o ampliación de las existentes a los hosteleros de Cáceres. Lo primero que hizo fue agradecer al gremio su predisposición: «Se puede ser razonable, admitir que el ayuntamiento hace todo lo que está en su mano y decir, también, están en una situación muy jodida, pero que les estamos ayudando».

Salaya reconoció que el problema no está solucionado, y que para agilizar la burocracia en la concesión de los permisos (principal reivindicación del sector) se ha implementado el personal en la Sección de Actividades y más policías locales se ocupan de la revisión in situ de los espacios, con las mediciones correspondientes, para que los permisos se den cuanto antes. De aquí al viernes la previsión es que al menos se hayan concedido 35 más.

De lunes a miércoles se han otorgado otras 35 autorizaciones: «Eso es una barbaridad», recalcó el mandatario local. Y apostilló: «Los hosteleros están siendo muy valientes y desde el ayuntamiento vamos a seguir apoyando a la hostelería, dando más amplitud en aceras y vías urbanas o quitando aparcamientos para que se puedan colocar más mesas». Eso sí, «cumpliendo -remarcó- las condiciones de accesibilidad, seguridad y los límites legales».

En Montebianco. / FRANCIS VILLEGAS

Luego habló de la Fase 3 de la desescalada, y de lo que eso va a implicar para la capital cacereña. A su juicio, esa «relajación de las normas a muchos nos asusta. Por eso hay que seguir siendo muy cuidadosos en guardar un equilibrio entre la recuperación económica y las normas. Debemos mantener la tensión». El virus no se ha ido, aunque una mayoría empiece a pensar que sí.

«Me preocupa desescalar sin acelerones», sentenció el alcalde. En este sentido desveló un hecho inaudito: «Sin estar abiertos los movimientos entre provincias, se están produciendo; lo estamos viendo. Está viniendo gente a Cáceres que no debería venir, que vive en Madrid», pero está censada aquí y aquí tienen casa y aquí, algunos, ya han llegado para pasar el verano.

Salaya subrayó que casi ningún país ha conseguido una desescalada lineal, que él no es catastrofista, pero que hay que continuar en guardia. No se puede tirar por la borda el esfuerzo inmenso que los cacereños han realizado, todo un ejemplo de responsabilidad. «Hemos pasado de unos datos muy complejos (el Área de Salud de Cáceres es la que mayor número de muertos ha registrado en Extremadura) a unos muy buenos; y eso tiene que ver con el cumplimiento estricto de las normas que hemos llevado a cabo».

Dentro de esa Fase 3, las cosas empezarán a ser como eran antes. De momento, de los tres corredores verdes habilitados, uno, el de plaza de toros-cuesta del cementerio, ya se ha eliminado. Quedan el de la Montaña y el del ferial, que es el más concurrido y que está, según matiza el alcalde, «dando algún problema, dado que es una zona con mucho tránsito de vehículos» y una de las principales entradas a la capital. Salaya aprovechó para anunciar que su gobierno no utilizará esta crisis para peatonalizar grandes avenidas, «porque hay que hacer las cosas con calma», concluyó.

La vida sigue en la ciudad, el público ocupa las terrazas, ha abierto Montebianco y en Camino Llano han despejado la acera de vallas porque el edificio que albergará la colección Helga de Alvear va viento en popa. En Cánovas vuelve la rutina y a su lugar ha regresado él: abrazado a su perro, con el bigote más largo y con mascarilla. Al lado, una caja grita ‘Para comer. Gracias’.