La estatua de Buda que materializa el primer paso del gran centro que la Fundación Lumbini contempla en Cáceres llegará en las «próximas semanas» a su destino, en el Palacio de la Isla. La imagen continúa en el Edificio del Reloj del puerto de Valencia, que ha acogido este martes el acto civil, la primera de las dos ceremonias (hay otra religiosa este miércoles) que integran la bienvenida a esta talla que «representa la paz y la colaboración entre los continentes», según las palabras del alcalde de Cáceres, Luis Salaya, que participa en los actos que se están desarrollando en Valencia. «Cáceres será su casa y se convertirá en una primera piedra simbólica del templo que se levantará», enfatizó en su intervención. El alcalde recordó la «sorpresa inicial» que supuso el proyecto y cómo esta ha dado paso a «un camino de enriquecimiento en la sociedad cacereña».

El alcalde ha destacado también que el proyecto y la ciudad de Cáceres «están llamados a jugar a un papel muy relevante en este necesario futuro de paz» y recordó el legado que han dejado en Cáceres el paso de diferentes culturas a lo largo de su historia. «La ciudad puede jugar un papel crucial en ese punto de encuentro entre países y culturas» señaló. Salaya rememoró el legado extremeño en el continente americano «en tiempos en los que la conquista del mundo se hizo de otra forma. Lejos de aquellos momentos y de aquella forma de hacer, ahora decidimos abrirnos al mundo con una actitud amistosa, con los brazos abiertos. Nuestras murallas y torreones serán testigos de un proyecto de paz», añadió sobre el proyecto que une a Cáceres, con la ciudad nepalí de Lumbini.

A la altura

«Estaremos a la altura de la causa», subrayó Salaya, que en declaraciones a este diario señaló después que confía en que la imagen pueda trasladarse a la ciudad «en las próximas semanas», como contempla la Fundación Lumbini, que trabaja con las autoridades portuarias de Valencia en los trámites para el traslado.

El acto de ayer estuvo presidido por la gran imagen de Buda Mahar Karuna, de dos metros de altura y tallado en jade blanco birmano que recalará en las próximas semanas a Cáceres. La efigie es un anticipo de la gran imagen de 40 metros de altura que presidirá el templo que proyecta la Fundación Lumbini en la ciudad y que será el mayor centro budista de Europa y uno de los más relevantes del mundo. El proyecto ha ido dando pasos lentamente y hace una semanas ya se dio a conocer que se localizará en la finca Arropé, en las inmediaciones del Cefot.

«El acto de este martes es el culmen a un trabajo de cuatro años, que no termina aquí», recordó por su parte el presidente de la Fundación Lumbini, José Manuel Vilanova, quien recordó además que al acto de ayer simbolizaba también el inicio de una relación de confianza con el continente asiático.

El acto civil, que duró algo más de una hora contó además con la intervención, a través de videoconferencia, del presidente de Asamblea Nacional de Nepal, Ganesh Timilsina, quien destacó que se trataba de un día «muy importante y especial para Nepal y España». «El gobierno y yo personalmente estamos con la fundación para apoyar el proyecto que va a desarrollar en Cáceres la fundación Lumbini».

Del mismo modo, el alcalde de Lumbini, Man Mohan Chaudary, calificó como «un orgullo» el proyecto que une a su ciudad con Cáceres. «El ayuntamiento y yo personalmente estaremos siempre dispuestos a trabajar en coordinación con Cáceres, España y la Fundación Lumbini en el proyecto».

El programa de actos en el Puerto de Valencia concluye con la ceremonia espiritual de este miércoles, considerada una cita de enorme relevancia puesto que congregará a representantes de las cuatro grandes creencias de la humanidad: cristianismo, judaísmo, islamismo, budismo. La talla está expuesta en el Edificio del Reloj de Valencia desde hace una semana y ha recibido allí unas 2.000 visitas.