Voy a ser lo más claro posible: si esto se estropea lo más probable es que se estropee aquí». Así de taxativo se muestra el alcalde a la hora de defender la construcción de un templo budista en Cáceres con una inversión privada de capital asiático de 25 millones de euros. Lo dice después de que el Partido Popular haya vuelto a sembrar dudas sobre la iniciativa. La última vez ayer cuando su portavoz, Rafael Mateos, criticó que el memorando que Luis Salaya ha firmado con el alcalde de Lumbini para avanzar en la construcción del complejo era un «copia y pega del documento que se había elaborado para Madrid», capital que lo rechazó.

Mateos desveló que en el texto se hace referencia a una ley sin competencia en Extremadura, la 22/2006, de 4 de julio, de Capitalidad y de Régimen Especial de Madrid. Igualmente afeó que el documento también haga alusión a que el seguimiento y desarrollo del convenio «será competencia de la Dirección General de Acción Internacional y Ciudadanía Global del Ayuntamiento de Cáceres», que está adscrita a la Coordinación General de Alcaldía, pero en el consistorio cacereño no existe este área. En otro párrafo del documento se hace referencia al artículo 14 en sus apartados 2 y 3 sobre las atribuciones del regidor, pero el de Madrid, no el de Cáceres.

Salaya admitió el error, meramente burocrático, y recordó que podría ser un problema «si algún grupo político intenta dinamitar la imagen pública del proyecto. Tiene que conseguir un respaldo formal, pero también necesitamos que no se levanten dudas sobre él. Es transparente». Y añadió: «Muy importante y para eliminar un posible pelotazo urbanístico u otras estupideces que se han ido escuchando: nunca se cedería la propiedad del terreno. La parcela se va a mantener en el ayuntamiento, en el caso de que al final sea municipal. Siempre tendríamos ese control sobre el mismo para garantizar que cumpla sus fines: que sea un gran centro mundial de la paz».

En cuanto al fallo en la transcripción del memorando, Salaya reconoció que hacía varios días que habían detectado las erratas pero que «no tienen consecuencia jurídica porque no deja de ser un acuerdo de entendimiento y porque los errores detectados obviamente son absurdos».

El mandatario lamentó que el PP, en lugar de airear esta cuestión, no hubiera realizado las apreciaciones en privado para subsanarlas. «Genera un problema y debería conocer lo delicado de trabajar en misiones internacionales. Ese gesto se hubiera agradecido. No le damos mayor importancia y estamos más en que el PP respalde nítidamente el proyecto, que es tan suyo como nuestro». Salaya también entró en la cuestión urbanística recordando que «a nadie se le escapa que si el centro no va a estar en el casco urbano sino a las afueras de la ciudad, previsiblemente necesitará cambios en el uso del suelo. Y es básico que eso reúna un amplio consenso político».

El alcalde insistió en que «si hacemos todos bien nuestro trabajo, el proyecto va a venir a Cáceres. No nos basta con que salga, sino que queremos que sea un proyecto de ciudad, no un proyecto de la fundación ni del equipo de gobierno». En este sentido, dijo que el viaje de la delegación extremeña a Nepal, que ha presidido, ha «conseguido convencer a todas las partes de que hay que construirlo en Cáceres. De esto están convencidos el gobierno de Nepal, los ayuntamientos de la zona, la Fundación Lumbini y los empresarios que lo respaldan económicamente. Ahora necesitamos una parte fundamental para todos los promotores, y es que después de lo que sucedió en Madrid, aquí haya un amplio respaldo político».

El regidor sentenció que «Cáceres tiene una oportunidad de jugar en Primera, y en lugar de dedicarnos a buscar conflictos, tenemos que ser ambiciosos y creernos que podemos disputar este partido». Recalcó además que ni la Junta, ni el ayuntamiento ni el gobierno de España ponen dinero en este proyecto, se financia por la Fundación Lumbini a través de las donaciones de particulares y empresas.

PLAZOS / En cuanto a los plazos, Salaya explicó que el siguiente paso es la presentación del centro en Fitur, donde se expondrá una recreación aproximada de cómo sería físicamente. Luego se hablará sobre los terrenos y sobre la cesión de uso de los mismos y del hermanmiento de Cáceres y Lumbini, que no necesita su aprobación por unanimidad, aunque el alcalde apeló a lograr el máximo consenso. «No tenemos prisa, es un proceso riguroso y serio», advirtió.

Luis Salaya insistió en que el objetivo de su gobierno es que el procedimiento administrativo «avance a un ritmo sólido en el que todo el mundo vaya entendiendo cada paso que damos. Si podemos arrancar el año que viene, perfecto, si tiene que ser dentro de dos, dentro de tres, sin problema. Tiene un proceso de ejecución larguísimo y no lo vamos a ver construido esta legislatura. Lo importante es que todos nos vayamos creyendo cada paso que demos». A juicio del regidor «es algo que mediremos más en legislaturas que en años» y confió «en poder empezar esta legislatura y termine la próxima. Por eso es vital -concluyó- que creamos todos en él porque no puede depender de la coyuntura política».