Salaya ha elegido a su socio para la legislatura. Era el natural, el más próximo y con el que más fácil era alcanzar un acuerdo. Sus nueve concejales tendrán a un lado a los tres de Unidas Podemos. El acuerdo para la legislatura entre PSOE y Podemos se presentará en los próximos días. No significará una uniformidad constante en el voto. Habrá sus diferencias y siempre será un acuerdo sujeto a los vaivenes políticos. Pero sí supone que en lo fundamental habrá acuerdo. El primero, en el presupuesto de 2020.

Ese acuerdo invalida cualquier opción de una fórmula PSOE-Cs. Es incompatible con los postulados que el viernes expuso la portavoz de Cs, Raquel Preciados. Cuando el grupo de Ciudadanos se rompió en noviembre, la dirección regional de Ciudadanos mostró su disposición a dar su apoyo a los presupuestos de Salaya. Pero lo que quiere Cs, el PSOE nunca lo aceptará y se lo impide el compromiso para la legislatura con Podemos. Ni el gobierno de Salaya facilitará un cambio del plan de urbanismo que abra la puerta a la mina de litio, ni aceptará una rebaja fiscal cuando su queja más repetida en relación al presupuesto es que no hay ingresos para tantos compromisos.

Descartado Cs, con el que siempre se pondrá llegar a acuerdos puntuales pero no a aprobar un presupuesto, y el PP, en la oposición y a la espera de que el desgaste del gobierno de Salaya le permita volver a la alcaldía en 2023, el tercer apoyo del alcalde son los concejales no adscritos.

Teófilo Amores ha sido el protagonista de este primer año de legislatura, con la presión que eso supone. La paradoja es que siendo un concejal que entra en la corporación dentro de una lista de Vox será el que con su voto permita a Salaya aprobar su primer presupuesto. Sin ligaduras que condicionen su voto y sin tener que responder a una disciplina de partido, Amores se ha comprometido a dar su respaldo a las cuentas para que el ayuntamiento no esté un año más con unos presupuestos prorrogados.

Amores, el concejal que aguanta más presión, ha aplazado hasta después del pleno de los presupuestos la decisión sobre su continuidad. Vox ya le ha buscado sustituto, la cuarta de la lista, Ángela Talavero. Su marcha sería la peor noticia para Salaya. Con Amores son posibles acuerdos. Con un concejal de Vox, no.

Una corporación sin Amores da más protagonismo a los otros dos concejales no adscritos, Francisco Alcántara y Mar Díaz. Salaya tendría que llamar con más asiduidad a su puerta y a la de su nuevo partido Cáceres Viva. Alcántara y Díaz se presentaron con el programa de Cs. Pero ahora están en otro partido, Cáceres Viva, una formación provincial que no está sujeta a directrices estatales ni al juego de la política nacional.

Salaya ha ganado el primer set con la aprobación del presupuesto. El segundo dependerá de la continuidad de Amores, del protagonismo que asuma Alcántara y Cáceres Viva y de si Cs mantiene sus postulados de dar una oportunidad a la mina y bajar impuestos. De momento Salaya ya tiene un socio para jugar un partido que se prevé largo.