Mal, pero que muy mal se le tendrá que dar al alcalde, Luis Salaya, y a su concejala de Economía, Maria Ángeles Costa, para que no aprueben su primer presupuesto. Su debate y ratificación es la primera decisión relevante que tendrá que adoptar la corporación local que inició su mandato en junio. Y no es que no hayan pasado cosas importantes en estos seis meses, ha habido muchas, tantas que han cambiado la configuración de la corporación local y la suma de mayorías, pero ninguna de ellas está tan vinculada a la gestión del gobierno. El presupuesto es la primera, ya no es una decisión del día a día, es un plan de gestión de todo un año por un importe de casi 70 millones.

Será la semana que viene cuando de verdad se entré a decidir sobre el presupuesto. Salaya lo ha dicho este viernes, cuando anunció que a partir de la próxima semana se sentarán con el resto de grupos políticos en una nueva ronda de contactos pero ya con el borrador del presupuesto sobre la mesa. Además en unos días ya estarán las propuestas de colectivos y asociaciones al presupuesto participativo.

De partida Salaya tiene nueve votos. Pero puede terminar la ronda de contactos con dieciséis o dieciocho. No llegará a veinticinco, el total que tiene la corporación local, porque no tendrá los siete votos del PP. Su portavoz, Rafael Mateos, lleva semanas armándose de razones para explicar el no de su partido a las cuentas que le presente Salaya. Nada nuevo, ni el PSOE apoyaba las cuentas del PP cuando gobernaba -lo ocurrido en diciembre de 2015 fue la excepción que confirma la regla- ni ahora los populares respaldarán las cuentas que defiendan los socialistas.

El borrador de presupuestos que hace una semana y media presentaron Salaya y su concejala de Economía no aporta grandes novedades ni se ha aprovechado para empezar a afrontar planes de inversión plurianuales. Son cuentas condicionadas por la legislación de estabilidad presupuestaria, por gastos corrientes que son obligatorios y que además se han incrementado y por ingresos corrientes limitados, con la única novedad de una mayor previsión de recaudación por los proyectos de plantas fotovoltaicas.

Pero Salaya tiene margen y tampoco se le va a exigir mucho en su primer presupuesto. Ni Unidas Podemos, ni Ciudadanos, ni el concejal no adscrito Teófilo Amores están por la labor de bloquear este primer presupuesto ni de que se vaya a una nueva prórroga de las cuentas de 2018. Pero no será un sí sin condiciones. Cada uno le pedirá a Salaya variaciones en las partidas o cambios en la política presupuestaria de cara a futuras cuentas. Aunque no serán condiciones de imposible cumplimiento. En estos días, tras la presentación del borrador, no se han escuchado críticas a los números de Salaya y Costa, salvo las reiteradas por Mateos y las del concejal no adscrito Francisco Alcántara, que no suman votos suficientes para parar el primer presupuesto del gobierno de Salaya.