No es fácil comenzar a ser alcalde de una ciudad de 96.720 habitantes de un día para otro. Debe haber algo, o mucho, de vértigo. Sobre todo cuando se viene de un torbellino de pactos desbaratados a última hora. Luis Salaya (PSOE) lo confesó ayer. Le confirmaron que iba a ser investido alcalde a las 7.30 de la mañana del mismo sábado. Solo durmió tres horas y no tuvo ni cuatro para hacerse a la idea. No preparó su discurso pero supo improvisar. Ayer era su primer día como regidor municipal y lo tomó con calma para almacenar fuerzas. «Hemos vivido semanas muy duras», confesó. Sabe que desde hoy nada volverá a ser igual, posiblemente ni siquiera él mismo.

Quedamos con Luis (todavía Luis) en uno de sus eventos favoritos: un encuentro solidario canino al que acudió con su hermano Ricardo y su perra Landa, rescatada del Refugio San Jorge. Se había comprometido a participar días atrás y no quiso faltar. Muchos le desearon suerte. Zapatillas sin marca, polo blanco nieve, vaqueros Levis, gafas de sol y ¡ninguna ojera después de lo vivido! Benditos 31 años... Necesitará esa fuerza. Luego se sentó en el Parque del Príncipe para contar a este diario su primer día y reflexionar sobre los 1.460 que le quedan en la alcaldía.

Uno se levanta y de repente recuerda... ¡Soy alcalde! Debe dar congoja... «Bueno, lo primero que pienso es en todo el trabajo que tenemos que resolver. El sábado ya firmé la recepción de las cuentas municipales y mañana (por hoy) empezaré las reuniones en el ayuntamiento con el interventor y el secretario. Antes de nada quiero saludar a los funcionarios, son muy importantes para el grupo socialista...», explicó.

Pero antes está el domingo «y he quedado a comer con mi madre y mi hermano Ricardo, porque mi padre está de viaje de trabajo y mi hermano mayor vive en Francia. Luego contestaré los más de 300 whatsapp y me gustaría caminar por la Sierrilla o el Guadiloba con mi perra para vaciar un poco la cabeza antes de volver a casa (vive solo en Montesol)». Para el nuevo alcalde la familia es muy importante: «Cuando les dije que me presentaba a las elecciones, mis padres me pidieron que no les avergonzase, que pudieran seguir saliendo a la calle con normalidad, y eso lo hemos tenido en casa como una máxima», revela.

No descarta «nada»

Pero el gran reto comienza hoy lunes. Salaya fijará reuniones con todos los grupos (PP, Cs, Podemos y Vox). En principio gobierna en minoría con 9 concejales de un total de 25 y no descarta «nada», ni seguir en solitario ni cerrar coaliciones como la que ha estado a punto de sellar con Cs. «Quiero decidirlo con el resto de partidos porque creo que todos entendemos que esta legislatura es muy importante, que podría ser de recuperación económica... Muchos tenemos la sensación de que Cáceres sube o cae», reflexiona. También quiere verse con las últimas alcaldesas, Carmen Heras y Elena Nevado, porque sabe que hallará «buenos consejos».

Salaya tiene 368 puntos en su programa. Cuando se le piden prioridades, lo piensa pero se atreve: «los barrios y la participación vecinal, recuperar el Marco y comenzar a posicionar a Cáceres como referente en innovación y diseño software con las infraestructuras que ya hay». Lo dice su eslogan, ‘#Ahoraluis’. Llega su turno.