Ocurrió a mediodía, hace casi dos años (el 18 de octubre del 2017). La mujer preparó todo para que su pareja creyese que quería mantener un encuentro íntimo con él en el salón. En cambio había escondido entre los cojines del sofá un cúter de doble hoja afilada, porque lo que buscaba en realidad era acabar con la vida de su compañero sentimental. Así, tras ganarse su confianza, y cuando ya estaban tendidos en el sofá, le pidió que le diera la espalda, para continuar con aquel encuentro sexual. En cuanto observó que su pareja ya no podía verla sacó el arma blanca que tenía escondida y se la clavó cuatro veces en el cuello. Le provocó heridas incisas en esa parte del cuerpo y en la región cervical.

A pesar de las lesiones logró incorporarse del sofá para solicitar ayuda. Consiguió incluso presionar el botón de auxilio del sistema de seguridad que tenían instalado en el domicilio pero no le sirvió de nada, ya que ella corrió tras él para impedirlo y reaccionó cortando los cables de la pared para que no pudiera pedir auxilio. Mientras el herido llamaba al 112 ella se dirigió a la cocina e intentó precipitarse por la ventana. Al percatarse él intentó impedirlo pero cayó a la calle, encima de un vehículo. Como consecuencia de esta acción la mujer tiene ahora problemas para caminar. Necesita una silla de ruedas.

Es el relato de los hechos del Ministerio Público y de la acusación particular, que suscribe la propia investigada. Se le acusa de un delito de asesinato en grado de tentativa pero no irá a la cárcel. Un informe forense revela que padece «un trastorno delirante en la variedad celotípica», la enfermedad que provocan los celos, por lo que se considera que su conducta «se encuentra imbricada en el contexto delirante, por lo que sus facultades cognitiva y volitiva estarían anuladas», añade dicho informe.

CON ANTERIORIDAD / Esta enfermedad ya le había sido diagnosticada con anterioridad, cuando fue atendida por otros brotes en los que intentó acabar con su propia vida . Este trastorno la llevó incluso a instalar cámaras de seguridad en casa para vigilar a su marido, según indica este en el escrito de la acusación particular.

Tanto el fiscal, como la acusación particular y la defensa de la propia investigada, que defiende el letrado cacereño Juan José Jiménez Bustamante, han acordado que ingrese en un centro para que pueda tratarse de la alteración písquica que padece, durante ocho años. Su abogado solicita ahora que ese internamiento pueda cumplirse en un centro de la ciudad de Cáceres. Las partes han acordado además que continúe con el tratamiento psiquiátrico cinco años después de cumplir ese internamiento. No podrá tampoco acercarse a su pareja a una distancia inferior a 200 metros durante cinco años ni comunicarse con el hijo que ambos tienen en común (tenía diez años cuando ocurrieron los hechos) sin la supervisión de su padre. Tampoco podrá verlo sin la supervisión de un familiar.

En concepto de responsabilidad civil la acusada deberá indemnizar a su expareja (este extremo también se ha acordado) cerca de 20.000 euros. En cambio la acusación particular solicita además otros 50.000 euros por los daños morales y psicológicos. La defensa, ejercida por el abogado Juan José Jiménez Bustamante, solicita que esa cantidad la dictamine un médico forense. Esto se dilucidará el próximo lunes en la vista que se celebrará en la Audiencia Provincial.