Licenciado en Derecho y diplomado en Gestión Inmobiliaria, ha ejercido de periodista, abogado, profesor y gestor de un centro formativo, además de conocido defensor del medio ambiente y organizador de múltiples actividades en la naturaleza. Durante los últimos años, Salvador Vaquero (Plasencia, 1966) se está volcando en su faceta de escritor. Con su nuevo trabajo, El hombre olvidado , acaba de ganar el Premio Cáceres de Novela Corta, que cuenta en el haber de autores como Eduardo Mendicutti.

--Confiese- ¿es hiperactivo?

--No, soy un superviviente. En la sociedad actual hay que tocar muchos palos para salir adelante. Además he tenido suerte, porque hago gran parte de lo que más me gusta.

--En los últimos años le presta especial atención a la escritura. Habla con apasionamiento. ¿Ha llegado el momento de centrarse en esta vocación?

--Ojala, es un sueño muy difícil, pero mientras tanto habrá que compatibilizarlo con otras actividades. Eso sí, escribo más que nunca. A El hombre olvidado le he dedicado ocho horas diarias de investigación y escritura.

--¿Cómo le ha cambiado el premio? ¿No es un reconocimiento envenenado? ¿No le obliga a ir más allá sí o sí hasta ver qué le deparan las letras?

--Bendito veneno. Entre el libro anterior y éste he tardado siete años debido a mi desmotivación en muchos momentos. Un reconocimiento como el Premio Cáceres de Novela Corta es un acicate enorme para seguir.

--Comenzó con Aprendiz de Hombre en el año 2003 y después llegó La fuerza de las espigas , basadas ambas en el reinado de Felipe IV, una época que centra también su última obra, El hombre olvidado . A la espera de que se edite tras el premio, aváncenos la trama.

--No se trata de una trilogía, sino de novelas autónomas. La última está contextualizada en 1644. Hablamos de los inicios de la Guerra de la Restauración, de la Batalla de Montijo entre portugueses y españoles, muy curiosa porque es la única en la que todo el mundo ganó por una cuestión que desvela el libro. Fue un momento histórico muy convulso en España y en Extremadura, que resultó enormemente afectada hasta tal punto que un tercio de la población emigró. Supuso la apertura de una frontera, de una Raya brutal, porque a falta de soldados se enviaron esbirros y mercenarios, y se produjeron incursiones en ambos territorios destrozando todo. La herida duraría hasta el siglo XX.

--¿Lo suyo es la novela histórica? ¿Por qué este género depara ahora tantas sorpresas y buenos autores?

--No es especialmente lo mío, me gustan muchos géneros, como lector soy insaciable. Mi predilección está más en la novela hispanoamericana. Pero cuesta tantísimo adentrarse en un momento histórico, estudiarlo y bucear en él, que al final sabes tantos entresijos y conoces a tantos personajes que te animas a seguir en ello. De todos modos en un futuro cambiaré completamente de registro. Y sí, la novela histórica está en un momento dulce porque gusta, tiene muchos lectores.

--Algunos argumentos se van repitiendo con los siglos. ¿Los gobernantes tumban los países?

--Son los responsables de lo que ocurre y para eso se presentan. Deben dar cuenta de los resultados y saber dimitir. Quizás tenemos demasiados políticos.

--¿Con qué época relacionaría la situación actual de España?

--Ojala no acabe pareciéndose a ninguna. Espero que nuestra situación actual tenga salida.

--También ha publicado relatos cortos en La leyenda de la Guadaña Oxidada , con ese toro que a muchos nos hizo pensar. ¿Tiene más narraciones breves en lista de salida?

--Es cierto que mientras las dos primeras novelas tuvieron una reedición por su buena acogida, sin embargo los relatos cortos no atraen tanto público. Y me causa cierta decepción personal porque yo siempre he sido un escritor de cuentos y no me parecen un género menor. A la gente quizás le gustan las historias con tramas más largas... es complicado. Ahora probablemente volveré a enfrentarme a la novela.

-- ¿Qué libro leerá esta noche?

--Siempre tengo más de uno entre manos. Estoy releyendo El Aleph , de Jorge Luis Borges, y Salamina , de Javier Negrete.

--¿Y cuál ha leído más veces?

--Varios... quizás al autor que más recurro es Borges, y un libro... Cien años de Soledad .

--¿Utiliza el e-book?

--Sí, y menos mal, porque antes llevaba encima una tonelada de libros en cada viaje.

--Todo el que escribe piensa en cómo comunicar sus ideas a una persona en concreto, y eso le ayuda finalmente a llegar a todos. Diga la verdad. ¿Cuál es su caso?

--Yo escribo las historias que me gustaría leer, con el ánimo de que las lean los demás.

--Las letras no están en crisis...

--No ha habido nunca crisis en las letras. El Siglo de Oro de la literatura coincidió con una situación económica lamentable, dos bancarrotas... Hasta Cervantes empezó El Quijote en la cárcel. Ya se sabe que el hambre agudiza el ingenio.