Fue hace un año. Las fuertes lluvias de otoño provocaron que una de las paredes laterales de la ermita de San Jorge, también conocida como El Salvador, no resistiese y finalmente se derrumbase. Ese muro, aparte del temporal, soportaba décadas de abandono. Mejor suerte guarda el resto de la estructura aunque se mantiene pendiente de un hilo. Recóndita en una finca privada, a unos metros de la imponente Torre de los Mogollones y como abrevadero para el ganado a doce kilómetros de la ciudad resiste al olvido. Y no es por la insistencia de colectivos como Natura 2000, que desde hace más de diez años reivindica su singularidad y pide que se actúe de manera urgente para protegerla de la desaparición.

Meses antes del incidente, Patrimonio ya había anunciado su intención de adquirir la ermita pero no fue hasta que se produjo el derrumbe cuando la administración regional avanzó medidas urgentes e incluso trasladó técnicos a la zona para que valoraran los daños. Han pasado diez meses desde entonces. Ahora, en pleno proceso de negociación de la Junta con la propietaria de la finca para que el templo pase a formar parte del patrimonio local, Patrimonio pone sobre la mesa las primeras cifras y contempla 53.000 euros para una primera intervención que consistirá, según precisan a este diario, « en la delimitación y señalización mediante un vallado perimetral a la ermita, el cierre los huecos existentes en el perímetro delimitado por muros de mampostería seca. Del mismo modo, la intervención contempla el desbroce de los alrededores y la retirada de los restos del muro del derrumbe, la consolidación de la cimentación del inmueble, una actuación en la cubierta y la reparación de los restos del mecanismo de la noria».

En el exterior, avanzan que se repararán también los huecos en fachada y se repondrá el revestimiento mediante mortero a la cal y en el interior, se limpiará, desbrozará y se recuperarán las piezas y se facilitará el acceso».

«No hay ninguna igual»

Sobre el inicio de estas actuaciones, Patrimonio precisa que «se procederá a la misma una vez concluya el proceso de donación de la parcela y su inscripción como bien de titularidad pública» y sostiene que el retraso viene motivado por un lado «a la complejidad del proceso» y por otro, a « la suspensión de los plazos administrativos decretados por el estado de alarma».

Con respecto a los plazos, Salvador Vaquero, de Natura 2000, urge a que se aceleren ya que las lluvias de este año pueden provocar una situación similar a la de 2019. De hecho, incide en las grietas que ya dañan la estructura principal y que cada vez acrecentan el temor a que no resista y reclama que se protejan los frescos ‘únicos’ del siglo XVI y a que deje de usarse como abrevadero porque el agua estancada acentúa el deterioro.