Cien kilos de chuletas, 7.000 roscas de anís, coquillos, floretas, bizcochos... y todo se agotó. El componente gastronómico volvió a ser un claro protagonista de la jornada festiva en torno a San Blas, que ayer vivió una de las celebraciones más multitudinarias de los últimos años. "Tenemos un día fantástico, con mucho sol y eso atraerá a mucha gente así que las roscas se acabarán seguro", vaticinaba por la mañana el párroco de San Blas, Antonio Pariente, que destacó la "recuperación" que la fiesta esta viviendo "desde hace seis años". No erró en su pronóstico. A partir de la una de la tarde, la chuletada con ponche promovida desde hace tres años por la asociación de vecinos provocó largas colas y esperas entre los primeros que bajaron a la zona. Se había preparado 100 kilos de carne (unas 1.200 raciones) y se agotaron en poco más de hora y media.

Más lento aunque incesante fue el ritmo de venta de los tradicionales cordones (a los que la tradición popular les atribuye la capacidad de proteger a quien la lleva de los problemas de garganta) a los que este año se sumaba un pañuelo de color rojo con la imagen del santo bordada, que también contó con la aceptación del público. "Solo hemos puesto a la venta 50 unidades porque no sabíamos la acogida que podía tener", decía por la mañana Pariente, quien a última hora de la tarde se mostraba partidario de reforzar esta nueva propuesta en la romería del 2011.

En cuanto a las roscas, se habían pedido 7.000 unidades, que llegaron en torno las ocho de la mañana y comenzaron a venderse (a un euro cada una) antes de lo previsto, a las 12.00 horas, "porque empezaba a llegar gente", señaló. Aunque el goteo no cesó a lo largo de la mañana, fueron las primeras horas de la tarde las que, como es tradicional en esta fiesta, más público congregaron hasta que se agotaron. La gente llenó la calle principal, de paseo, pero también se arremolinó en torno a la mesa de ofrendas, donde los dulces caseros acabaron se vendieron con la rapidez habitual.

SOLIDARIDAD La gente tardó en llegar, pero cuando lo hizo fue en forma de aglomeraciones. Pasadas las cinco de la tarde, una multitud se congregaba en torno al escenario situado en la explanada de la iglesia coincidiendo con la actuación de El Redoble, que tras los problemas de organización de 2009 --ante la amenaza de lluvia se suprimió su actuación, que luego fue sustituida por el grupo folck El Quejío-- regresó este año al programa de la romería.

A esta actividad se sumó la alcaldesa Carmen Heras, que destacó que "lo bueno de Cáceres es que tiene cabida para todas las manifestaciones culturales, sociales y de ocio, y conviven bien lo más tradicional, como lo más novedoso" señaló.

Las atracciones infantiles situadas en la avenida y el buen tiempo también invitaron al paseo a muchas familias, que llenaron este espacio, en el que además se vieron más trajes regionales que en años anteriores. De hecho 150 personas participaron en el concurso que organiza la asociación de vecinos para incentivar que la población acuda a la romería ataviada con estos trajes.

La solidaridad fue más que nunca in componente importante de la romería. Habitualmente se destina todo lo recaudado al mantenimiento de la iglesia y a ayudar a algunas familias necesitadas. Este año además se entregará una parte "para ayudar a la población de Haití", subrayó Pariente. También para Haití será toda la recaudación de la chocolatada organizada por Cáritas ayer por la tarde en la puerta de la iglesia. Las 300 raciones previstas se agotaron en poco tiempo.

Los actos en torno a San Blas continúan hasta el 3 de febrero. Habrá novena todos los días a las siete de la tarde; el día 3 a las 13.30 se celebra la eucaristía de los otorrinolaringólogos y por la tarde, a las cinco, misa presidida por el obispo y luego procesión del santo. El 2 de febrero, Día de las Candelas, se destina a los colegios Diocesano, Nazaret, Castra Caecilia, Delicias y Extremadura. En ambas jornadas, también se podrán comprar roscas de anís.