Tras unos días pasados por agua, la lluvia respetó ayer una de las tradiciones más arraigadas de los cacereños, que se volvieron a volcar con su patrón, San Jorge, echándose a la calle para acompañar al clásico dragón, esta edición de color azulado, en su desfile.

Si el año pasado fueron 500, el pasacalles, que partió a las 20.30 horas del pabellón de Moctezuma para llegar a la plaza Mayor unas dos horas y media después, contó este año con la participación de hasta 1.200 figurantes, que llenaron de color, de música y de alegría las principales calles de la ciudad. Incluso hubo petardos y sonó, cómo no, el clásico 'Paquito el chocolatero'.

"Si podemos y estamos aquí venimos todos los años", desveló ayer Laura, una cacereña que no se perdió el desfile acompañada de su pareja y su hija de año y medio, la cual estaba "súper emocionada". Para ella, San Jorge "une a la gente y es motivo de festejo, que falta nos hace ahora mismo. Además, me gusta que hayan participado tantos colegios y tantos niños", remarcó.

Pero no solo hubo cacereños, la leyenda del dragón llega incluso a traspasar las fronteras extremeñas. Javier, natural de Madrid, disfrutó ayer del pasacalles por primera vez con sus dos hijos. "Al mayor le está gustando, está preguntándolo todo; quiere saber lo que ocurre. A mí también me ha parecido interesante, no conocía la leyenda y me parece bien que se recuerde para que no caiga en el olvido", apuntó.

Mientras la gente esperaba, a lomos de su caballo blanco, San Jorge, acompañado por el Capitán Cristiano, lideraba la comitiva de las tropas cristianas. Tras ellas marchaba el caid árabe con sus tropas moras y una sonriente princesa que, enamorada del Capitán Cristiano, aún no conocía su fatal destino ya que, según cuenta la leyenda, junto con su enamorado fueron convertidos en gallinas y condenados a cacarear por el resto de los siglos. Precisamente de ahí nació la idea para organizar el concurso 'Encuentra la gallina', que arrancó ayer mismo a las 00.00 horas y que premiará a las personas que encuentren las dos gallinas escondidas por la ciudad monumental con 200 euros por cada una de ellas.

Por delante del patrón marchaban hasta diez colegios. Era, como siempre, el dragón, con unas dimensiones de 14 metros de alto, cuatro de alto y dos y medio de ancho, el encargado de desfilar el último, protegido por sus fieles guardianes.

RECONQUISTA Los colegios enfilaron Gran Vía pasadas las 22.30 horas, para llegar a una plaza Mayor donde esperaría otro de los platos fuertes del programa. Allí tuvo lugar la clásica obra teatral, escrita por Fulgen Valares y dirigida por Olga Rodríguez Estecha. Las escalinatas del Arco de la Estrella, junto con la Torre de Bujaco, fueron, una vez más, el escenario elegido para representar la reconquista de Cáceres que enfrentó a ambos ejércitos por el dominio de la ciudad.

50 personas hicieron posible la escenificación, en la que no faltaron las acrobacias, antes de que San Jorge diera muerte al fiero dragón haciendo arder en llamas tras quemarlo con el fuego de su lanza. Por último, un castillo de fuegos artificiales terminó de poner el color a una intensa jornada de festejos. El año que viene, cristianos y moros volverán a librar la batalla, como vienen haciendo cada 22 de abril.