La iglesia de San José se quedó ayer pequeña en el acto de homenaje al sacerdote Severiano Rosado por sus 50 años al frente de esta parroquia. Arropado por una veintena de curas, la misa presidida por el obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, Francisco Cerro, puso a reventar el templo de Hernán Cortés de feligreses y amigos del popular párroco, ordenado en 1952 y verdadera alma máter en la constitución de la parroquia de San José hace ahora medio siglo. Al acto acudió una amplia representación de la corporación municipal cacereña, además del exalcalde José María Saponi.

En el tramo final de la celebración religiosa, don Severiano , como se le conoce popularmente, intervino para agradecer a los fieles el apoyo recibido durante su trayectoria, sin poder ocultar la emoción al recordar a sus padres. Rosado también se refirió en su intervención a los obispos que ha conocido y destacó "la respuesta generosa" de los feligreses para poder sacar adelante proyectos de la parroquia como el nuevo centro parroquial Jesús Resucitado en el R-66 o la residencia de ancianos Nuestra Señora del Rosario. Para ellos tuvo otro recuerdo: "Son los más pobres porque, aunque tengan dinero, les falta cariño familiar".

RECONOCIMIENTO El auditorio, que aplaudió al sacerdote en varias ocasiones, también escuchó las palabras de reconocimiento que tuvo para él el obispo Francisco Cerro durante su homilía: "Enhorabuena, Severiano, porque has sido un hombre dialogante, pero con las ideas muy claras. La gente te quiere y la Iglesia te necesita", subrayó.

La celebración religiosa puso de manifiesto la huella tan honda que el párroco de San José, con 79 años en la actualidad, ha dejado entre los fieles. Recibió regalos durante la ceremonia, el más especial de manos del obispo, que le entregó una cáliz traído de Tierra Santa.

Al término del acto religioso, se leyeron dos bendiciones del Papa Benedicto XVI en las que se reconocía "la abnegada dedicación" del sacerdote "como modelo de oración constante y humildad", además de una felicitación a San José por sus 50 años. Los actos concluyeron con un ágape. Mientras duró, don Severiano no paró de recibir parabienes.