Es definitivo: mis sarpullidos, irritación ocular y estornudos son prueba irrefutable: Ha llegado la primavera, señores. Y como de costumbre, esta estación del año se presenta con los molestos síntomas de alergia de una mano y las alteraciones hormonales de otra. Sí, junto a las preciosas flores de nuestros parques y jardines, ya pueden verse las primeras parejas de pipiolos --y no tan pipiolos-- haciendo alardes de su amor, intercambiando miradas llenas de "chiribitas" y sonrisas de cadencia bobalicona.

Es una época perfecta para que la pubertad también aflore, exhibiéndose por nuestras calles como lo hacen los geranios en los balcones. Dicen que, por lo general, la etapa "pubertosa" oscila entre diferentes edades, siendo de los 10 a los 15 años la franja más frecuente (dato en el que difiero, pues he conocido a más de uno/a que le sobrevino pasada la treintena). Son unos años en que uno busca su identidad, se revela contra todo lo revelable, define sus gustos y aficiones, y se adapta a los cambios producidos por unas hormonas más incontrolables que el acné- En definitiva, unos años de transición a la madurez, que muchos no quieren rememorar, y menos aún mentar.

Por mi parte, recuerdo como si fuera ayer aquella época de cambios, con sus cosas buenas y malas- pero, si echo la vista atrás, el mejor instante de entonces no es otro que haber vivido aquel mayo del 92 en el que el Cáceres CB ascendía a la ACB. En tales días, no faltábamos a ninguno de los encuentros que los de Fariñas nos brindaban en un pabellón V Centenario que, por entonces, ya pedía reformas. Pintábamos nuestras mejillas con los colores verdinegros y animábamos hasta la afonía. Después vinieron nuevos jugadores, entrenadores e, incluso, nueva afición.

El descenso años después mató el sentimiento de muchos de los de entonces, pero no el de todos. Hoy volveremos a sentirnos aquellos púberes animando al equipo local; luchamos de nuevo por el ascenso; hoy, con el nombre de Cáceres Patrimonio de la Humanidad, nuestro equipo de baloncesto vuelve a soñar. La cita comienza en Lugo, midiéndonos al Breogán, en la primera ronda para la final que puede significar un retorno a la liga de los más grandes. Hoy, la primavera alterará de nuevo nuestra sangre verdinegra.