Cambiar el concepto de salud que tienen los gitanos para inculcarles el de la prevención y preparar a los profesionales sanitarios en atención a la diversidad, son algunas de las asignaturas pendientes de la sanidad con este colectivo minoritario. Así se puso de manifiesto en el seminario Equidad en salud y comunidad gitana que se celebró ayer en la capital cacereña.

La jornada, organizada por la Fundación Secretariado Gitano, estaba dirigida a alumnos de Enfermería y Terapia Ocupacional, en cuya escuela se celebró. El encuentro contó, entre otros ponentes, con la experiencia profesional del médico de Aldea Moret, Antonio Floriano, que lleva 17 años atendiendo a gitanos en su consulta, con una media de 10 a 12 al día.

En opinión de este facultativo, los centros cacereños, al menos el de Aldea Moret, el hospital y otros donde existen núcleos de gitanos, deberían contar ya con la figura de mediadores gitanos que sirvan de enlace entre los profesionales y los pacientes de esta etnia.

"Los gitanos no piensan como nosotros en materia de salud, ni reaccionan de la misma forma. Se tarda mucho tiempo, por ejemplo, en convencerles de la necesidad de inyectarse insulina a un diabético o que una mujer gitana se deje reconocer. También hay miedo entre algunos profesionales ante las reacciones de los gitanos ante una enfermedad grave. Un mediador ayudaría a romper los límites que se crean entre ambas partes", explicó ayer Floriano.

LAS ENFERMEDADES Diabetes, osteoporosis o depresión, son algunas de las enfermedades de mayor incidencia de este colectivo, según apuntó este médico de Aldea Moret. También, destacó que existe una mayor incidencia de la hepatitis B y C y del sida. "El problema es que cuando van al médico es casi cuando están muy graves o porque les duele algo, pero cuando se les va el dolor abandonan los tratamientos. En enfermedades silenciosas (hipertensión o diabetes), es muy difícil la asistencia", declaró.

Floriano concluyó que la esperanza de vida de los gitanos es entre 10 y 15 años inferior a los payos y la mortalidad infantil es 1,4 veces superior a la media del resto de la población. Por ello, demandó reforzar los planes de educación de salud en el barrio específicos hacia este colectivo.

Entre otros medidas en Aldea Moret, detalló que es necesario aumentar la cobertura en atención primaria, realizar mayor asistencia a los centros de planificación familiar y reforzar la escolarización de los niños, ya que es en la escuela donde se inculcan hábitos sanitarios. En este sentido, reivindicó el segundo ciclo de la ESO en el barrio.