Sano, sostenible y solidario. La plaza de Santiago acogió ayer la última de las dos jornadas de un mercadillo de productos ecológicos y autóctonos promovido por la cooperativa extremeña Actyva y la iniciativa Autöctono, un proyecto de la Fundación Oxígeno y la Fundación Biodiversidad en el que colaboran Extremadura Castilla y León y Castilla-La Mancha, para generar oportunidades de empleo y desarrollo en entornos rurales y promover el consumo de productos locales. El mercadillo es una de las acciones formativas que integra, y entre las que también hay otras sobre apicultura, hortofruticultura o la que esta semana se llevará a cabo de gnadería en Casar de Cáceres.

Paula Antúnez y Manuel Díaz son dos de los productores que estaban presentando ayer su royecto: un yogur de leche de cabra ecológica que se fermenta durante 24 horas (lo normal son seis) lo que le da unas propiedades beneficiosas para corregir la flora bacteriana. La marca en la que están trabajando aún, será ‘La buena bacteria’, precisamente para incidir en ese asunto.

«Todo comenzó por un problema de intolerancia que tengo yo. El nutricionista nos habló de este tipo de yogures; coincidió que nos mudamos a Gata por trabajo (vivían en Valencia) y encontramos allí lo que necesitábamos», resumía ella. Lo que empezó como algo particular se ha convertido en una opción empresarial que están construyendo ahora.

En otro puesto estaba Juan Miguel Pavo, que lleva 12 años como productor ecológico asentado en Cáceres, pero con huerta en Villar del Rey, desde donde distribuye en cestas productos de temporada. «Hay que desmitificar que lo ecológico es caro, porque no lo es si compras directamente al productor. El problema son los intermediarios», reivindicaba ante sus cajas con kale (el superalimento de moda) patatas, cebollas, granadas...

Los puestos se complementaban con desayunos saludables y talleres para los más pequeños con lana y arcilla. También se realizó una degustación con vino ecológico Ribera del Guadiana.