Andrés Santos Corcho , natural de Torrejoncillo, casado con Magdalena Solana , procedente de Acehúche, eran padres de seis hijos: Eduardo , Emiliano , Teófilo , Magdalena , Pepa y Angelita . Andrés fue el patriarca de toda una estirpe de sastres que se inició a comienzos del XX con la primera sastrería que fundó en Torrejoncillo. Dos de sus hijos también se dedicaron al noble oficio de la sastrería.

El primero de ellos, Eduardo, se fue primero a Huelva capital, donde se estableció como Sastrería Santos y luego se marchó a Buenos Aires, donde continuó con gran éxito su profesión. El otro, Emiliano, fue igualmente sastre. Se casó con Julia González , hija de zapateros (también propietarios de telares), con lo cual los dos gremios --junto al de los artesanos-- más destacados de los existentes en Torrejoncillo unieron sus vidas para siempre.

Al médico del pueblo le compró Emiliano una casa en la calle Barrionuevo del municipio cacereño, una casa muy grande, con su parte delantera y su parte trasera, dividida en dos plantas, con los sobrados para el almacenaje y un maravilloso patio central con un pozo del que destacaba su impresionante azulina y que no tardó en convertirse en el paraíso de los más pequeños de la familia.

Fue en Torrejoncillo donde Emiliano instaló su primera sastrería, una estancia dividida en tres áreas y con gran número de empleados, mujeres dedicadas a la costura y hombres en las planchas. Era la de Emiliano una planta industrial en la que también trabajaba su hermano Teófilo y que distribuía a gran parte de la provincia, por el norte hasta Plasencia y también en Cáceres capital, donde había buenos clientes, entre ellos el conde de Canilleros , aunque para atender al conde siempre se desplazaba personalmente Emiliano, a quien en uno de sus viajes le pilló el bombardeo a Cáceres en el 36, y no fue víctima de las bombas porque afortunadamente se retrasó en su llegada a la capital.

Los hijos

En la sastrería de Emiliano se cosían trajes de caballero y abrigos, con telas procedentes de Béjar, que era entonces el principal centro abastecedor que había en España, y también algunas que venían de Barcelona.

Emiliano y Julia fueron padres de cinco hijos: Carmen , Emiliano , Andrés , Julia , y Pepe . Carmen Santos fue una mujer muy inteligente que siempre se encargó de la contabilidad de la sastrería. Se casó con Antonio Gil , el abogado del pueblo y profesor a su vez en el instituto de Coria. Fueron padres de cuatro hijos: Paquita , profesora del instituto Norba Caesarina de Cáceres, José Antonio , decano de la Facultad de Biología de León, Mari Carmen , secretaria de los juzgados de Don Benito-Villanueva de la Serena, y Gemma , profesora en Cáceres.

Emiliano fue el único hijo de Julia y Emiliano que opositó. Lo hizo a las oposiciones de Oficial del Ministerio de Justicia. Durante muchos años llevó el juzgado de Montánchez, localidad donde contrajo matrimonio con Maite Margallo , prima del director teatral Juan Margallo . Marcharon luego a Sevilla y tuvieron cuatro hijos: Emiliano , oficial de juzgado, Inmaculada , que trabaja en el Servicio de Salud de Albacete, Juan , que está en el juzgado de Cáceres, y Bibi , que es maestra en Losar de la Vera.

Andrés continuó la tradición de la sastrería, mantuvo el negocio de Torrejoncillo y abrió otro en Coria. Se casó con Carmen Serrano . Tuvieron cuatro hijos: Emiliano , empresario, Montserrat , maestra de Educación de Adultos en Madrid, Pedro , que era pintor , y Amor , que trabaja en la biblioteca de la universidad en Plasencia.

Julia se casó con Leonardo Clemente , secretario de la Cooperativa Agrícola San Isidro de Torrejoncillo, y fue madre de siete hijos: Inmaculada , secretaria del Colegio San José de Villafranca de los Barros, Emiliano , aparejador, Javier , director de las escuelas de Torrejoncillo, Julita , programadora del aeropuerto de Barajas, Jesús María , director de hotel en Badajoz, Leonardo , profesor en Villafranca, y Patricia , maestra en Segovia.

La llegada a Cáceres

Pepe Santos, otro de los hijos de Emiliano y de Julia, también se dedicó al oficio de la sastrería. Contrajo matrimonio con María Moreno García , que era natural de Valdeberdeja, un pueblo de la provincia de Toledo. Se conocieron cuando los padres de María (Jesús y Antonia ) se trasladaron a Torrejoncillo al saber que el Parador del municipio había quedado libre. De modo que en Extremadura recalaron para regentar ese parador, que tradicionalmente servía de parada y fonda a empresarios y comerciantes de la época. Antonia, la madre de María, fue toda una matriarca, una mujer que no nació en su tiempo, porque era muy adelantada y tenía una gran visión para los negocios.

Jesús, su marido, era tratante, especialmente de aves y corderos, lo que le obligaba a viajar con cierta frecuencia. Uno de aquellos viajes tuvo lugar durante la guerra civil, a Jesús le pilló en Madrid el estallido de la contienda y no pudo regresar durante meses a Torrejoncillo. En su ausencia, Antonia se ocupó del parador y del cuidado de sus siete hijos: además de María había dado a luz a Jesús , Antonio , Juan , Benjamín , Pepe y Carlos ; tres de ellos tuvieron luego uno de los negocios de ropa más importantes de Navalmoral de la Mata: Jebencar (Juan, Benjamín y Carlos). Lo abrieron en Navalmoral porque años después de que Jesús volviera de la guerra, la familia se marchó a la capital del Campo Arañuelo, atraídos por un parador en mejores condiciones que el de Torrejoncillo y que había quedado libre.

Para entonces, María tenía 18 años y ya era novia de Pepe Santos. Hasta Navalmoral iba Pepe en su Guzzi a visitar a su novia, siempre que sus estudios se lo permitían porque a la Barcelona de los años 50 se trasladó Pepe con la intención de formarse como sastre en la Academia Rocosa, una de las de mayor prestigio del país, donde también se habían formado sus antepasados.

Terminados los estudios, Pepe encontró un trabajo de un año en Orense, hasta que los Sobrinos de Víctor García conocen de su presencia y contactan con él para contratarlo como cortador principal de uno de los negocios de sastrería más importantes que había en la capital cacereña.

Sobrinos de Víctor García estaba en la calle San Antón, frente al Gran Teatro, era un establecimiento inmenso, (que también tenía pañería), en el que Pepe Santos trabajó durante 10 años. Fue en 1953 cuando Pepe llegó a Cáceres. Se casó con María en 1956. Hasta entonces se hospedó en Casa Micaela, una pensión que estaba en las Casas Baratas y que regentaba la abuela de Mari Luz Moreno , esposa de Felipe Salgado .

Fue en San Juan donde Pepe y María se casaron, luego lo festejaron en el Alvarez y tras un breve periodo de alquiler, compraron a los Casero una casa en Peña Redonda, barrio donde igualmente vivían los Chapado , que disponían de un tinado y también tenían lechería. La casa de los Santos estaba frente a los antiguos Talleres Pla y el almacén de la Cerveza El Gavilán, la marca cacereña que durante años le hizo competencia a El Aguila. Era muy bonita aquella casa de la Peña Redonda, de planta baja, con una fachada andaluza, con ventanas pecho paloma y un patio muy grande en la parte de atrás.

Pepe Santos no tardó en convertirse en un personaje muy popular de la ciudad, especialmente cuando en 1963 decidió independizarse, de manera que alquiló a la Fundación Valhondo un local en los bajos del edificio del SEU para abrir su sastrería, que estaba muy cerca de la barbería de General Ezponda, donde luego se abrió El Roji.

Los negocios

En la sastrería hizo Pepe grandes amistades, muchos empresarios, buenos amigos con los que compartía aperitivo y quienes durante años convirtieron Ezponda en una de las calles comerciales más importantes de la capital. Allí estaba la Joyería Bomar, que era de Juanito , los Mendoza , Emilio el del Cisne Negro, el joyero Rosendo Nevado o el hostelero Emilio El Pato , a quien Pepe Santos confeccionó su primer traje corto de torear y con quien compartía su afición a la lotería.

La sastrería de Pepe era muy amplia, con una entrada para las visitas, una estancia para la mesa de cortar, otra mesa larga donde se mostraba el género, y un probador muy bonito con unos espejos preciosos. En los talleres había cinco personas: dos aprendices, dos oficialas, un planchador y un botones. Así que allí trabajó mucha gente, entre ellos Pepe Marchena , que luego se fue al Colegio de Abogados. Aquella sastrería era paso obligado de los vendedores de la ONCE, que siempre encontraban en Pepe un buen cliente para sus cupones porque Pepe era un hombre amable y generoso como pocos.

Tenía Pepe Santos una clientela muy vasta y exquisita. De ella destacaban Mariano Mariño y su mujer, Maite , que era la que siempre elegía el género para los trajes de Mariano, mientras Pepe sacaba su cuaderno donde tenía anotadas las medidas de sus más fieles clientes.

También pasaban por la sastrería Julián Murillo el cirujano, Pedro Aparicio el médico, Caldera el fotógrafo, Domingo Salas de la Cámara , que fue director provincial del INSS, Juan Pérez de las Vacas el digestólogo , quien junto a Pepe fue uno de los fundadores del Club Taurino, Eliseo Granado , Manolo Martín , el también sastre Rafael , o la famosa Dioni de los trajes de novia de Pintores, con la que Pepe colaboró estrechamente dando incluso los últimos remates o la compostura a traje ideados por la que fue, sin duda, una de las modistas más prestigiosas que tuvo la ciudad de Cáceres.

Dos hijas

Pepe y María eran padres de dos hijas. Carmina y Toñi , ésta última fue una de las afectadas por la epidemia de polio de los años 60. Eran tiempos de apuros económicos porque los autónomos no disponían de Seguridad Social y las intervenciones quirúrgicas de la pequeña Toñi eran habituales. Fue entonces cuando una tarde de 1973 llegó una gran alegría a la familia: Pepe se encomendó a su padre ya fallecido y en alto exclamó: "¡Mira, padre, que necesito dinero!". Así que Pepe, como le gustaba atesorar recuerdos, recordó que había guardado la última combinación de la quiniela que había jugado su padre. Pepe repitió los números y ¿cuál fue el resultado?: nada menos que 1.700.000 pesetas de los de 1973.

Poco le duró la alegría al bueno de Pepe porque en agosto de 1978 le diagnosticaron un tumor hepático y en noviembre falleció. Al morir Pepe, María, con ayuda de sus hermanos, de su hija Carmina y de Andrés (hermano de Pepe) que dejó sus sastrerías de Torrejoncillo y Coria para venirse a Cáceres, reconvirtió el negocio de General Ezponda en Modas Santos. María se había quedado viuda con tan solo 50 años y estaba realmente abatida, pero se sobrepuso hasta convertirse en una gran empresaria capaz de reinventar un negocio que permaneció abierto 25 años más.

Las hijas de Pepe fueron encaminando sus vidas. Carmina se casó en 1980 con Juan Carlos Díaz Silveira , con quien tuvo dos hijos: Cintia y Carlos . Estudió Magisterio y concursó de Auxiliar de Enfermería en el Insalud. Toñi también hizo Magisterio, opositó en Cádiz y trabaja en el Colegio Pemán de Jerez de la Frontera. Gran tertuliana y crítica en los medios jerezanos, la llaman el Cossío Parlante y no hay plaza que se le resista.

La sastrería ya no está. Pero Cáceres mantiene intacta la memoria a Pepe Santos, a su sastre, aquel que hacía maravillas con la aguja y el dedal y que vistió a los caballeros cacereños desde su taller de General Ezponda, uno de los más reconocidos de cuantos hubo en la capital.