Los investigadores hallaron en una de las inspecciones oculares huellas de pisadas con sangre que habían sido limpiadas en la vivienda en la que fueron asesinados Juan Antonio Torrecilla y Mercedes García el 21 de octubre del 2008. El testimonio de los agentes de la policía científica de la Comisaría de Cáceres que participaron en los trabajos de recogida de pruebas también puso de manifiesto el ensañamiento con el que se dio muerte a las víctimas en el salón de su propia casa.

Mediante la técnica de la infografía forense, uno de los agentes explicó ayer al jurado cómo era la vivienda en la que ocurrieron los hechos. Un programa informático permitió a los asistentes al juicio observar en una pantalla el interior de las estancias mediante un tour fotográfico, con zoom incluido.

De esta forma, el agente detalló la posición en la que se encontraban los cadáveres cuando fueron hallados --el del padre sentado en un sofá y el de la madre tumbado en el suelo--. Según la investigación policial, los crímenes debió de cometerlos "una persona conocida" porque Juan Antonio Torrecilla presentaba cortes en el brazo izquierdo como si hubiera querido defenderse, tras haberla tenido cerca en un ambiente de "complicidad". La proyección de la sangre en las paredes de la estancia tampoco estaba a gran altura, lo que induce a pensar que apenas se movieron de donde estaban cuando fueron agredidos.

Los investigadores hallaron también un rastro de huellas de pisadas con sangre que, según los análisis, correspondía al padre y que subían a la primera planta. No eran visibles porque habían sido limpiadas y fue necesario usar reactivos para localizarlas. Correspondían "a un pie pequeño", aunque la policía precisó que carecen de valor identificativo. A pesar de ello, tiene la certeza de que alguien quiso borrarlas.

Contaminar pruebas

Entre las dificultades que encontraron los investigadores para poder recoger pruebas citaron al perro que la familia tenía en la casa, que pudo "contaminar" pruebas, ya que deambuló durante más de 30 horas por la vivienda hasta que se hallaron los cadáveres.

El aspecto del animal, manchado de sangre cuando los hijos y el chófer lograron entrar al garaje al no poder localizar al matrimonio, fue la primera sospecha de que algo terrible había sucedido arriba.