"¿Foro Sur es ahora?" "¿No se organizaba en primavera?" "¿Ha cambiado de fecha?". La instalación de diez esculturas de gran formato (desde 2,40 hasta 3,20 metros) en lugares estratégicos del casco histórico y la plaza Mayor causó ayer sorpresa entre los cacereños. San Jorge, Santa María, Las Veletas o San Mateo serán hasta el 9 de septiembre los guardianes de los secretos de Colón, porque detrás de la historia oficial del navegante existía una persona con inquietudes, dudas, desafíos, alegrías y ambiciones que el artista Cristóbal Gabarrón ha expresado en estas diez creaciones, agrupadas bajo el título Los silencios de Colón . La muestra ha visitado Valencia, Valladolid, Compostela, Madrid (paseo del Prado) y Nueva York (la Gran Manzana), último destino antes de viajar a Cáceres.

Aunque la colección fue concebida para la Expo´92, finalmente se ha convertido en un particular homenaje del artista a la figura del descubridor en el quinto aniversario de su muerte (2006). Realizadas en fibra de vidrio, las esculturas alegran la parte antigua con formas sinuosas, contornos expresivos y colores elegidos con criterios creativos y estéticos, de modo que su percepción varía según el momento del día, generando volúmenes cambiantes.

Tierra con peso histórico

El autor, que ha empleado dos años en estas creaciones realizadas entre España y EEUU, destacó ayer la "importancia que supone para mí la llegada de la exposición a esta tierra por su peso en el descubrimiento". De hecho, en Guadalupe se produjeron dos hechos muy destacados en la historiografía de Colón: la entrega de las naves y el material necesario por parte de los Reyes Católicos, y el bautizo de los dos primeros indios. Además, la muestra llega justo cuando Cáceres apuesta por otra aventura, esta vez la Capitalidad Cultural Europea, un paralelismo que ayer se subrayó reiteradamente en la presentación.

Algunas esculturas hablan de las dudas y aspiraciones del Colón más humano: Delirante chiflado (San Pablo) o El edén, encontrar el árbol de la vida (plaza Mayor). Las hay que se refieren a las aventuras y problemas de su primer viaje: Inesperada fortuna (las Veletas), El mensajero divino (San Mateo) o La tierra. Llamo yo fin de oriente a donde acaban la tierra e islas (Santa María). Otras aluden al encuentro de culturas que deparó el descubrimiento: Así que monstruos no he hallado (Santa María), Esa gente desnuda (San Jorge) o Nunca vieron gentes vestidas ni semejantes navíos (plaza).

En definitiva, una exposición que navega por el interior de Colón y que acerca el arte contemporáneo a la calle, sacándolo de los museos y creando un diálogo entre la vanguardia y la ciudad milenaria.