Siempre habría sostenido que las numerosas y atávicas cavernas que se conservan en nuestro País - uno de los más prolíficos, sin duda, en muestras del arte prehistórico y en las imágenes zoomórficas de aquellas mentalidades - estaban ya desocupadas por el “homo sapiens neanderthalensis”, y de sus formas de pensar y de ser. Y que se las mostrábamos a los turistas, con el orgullo de haber superado la mentalidad de lo que aquello representaba y de haber desechado las viejas ideas de la España “irredenta”, llena de complejos y prejuicios de la época “ultracatólica” del “franquismo”.

¡Craso error y grave horror! Pues las últimas manifestaciones públicas de líderes “recién estrenados” en algunos partidos políticos - engendrados en los musgos y líquenes de aquellas cuevas - que se van a presentar a las inminentes elecciones generales, nos han demostrado que, no sólo las cavernas están aún repletas de españoles un tanto desfasados de ideas, sino que las calles, los pueblos y varias instituciones políticas aún conservan entre sus “esencias ideológicas” pensamientos y actitudes que todos creíamos superadas y periclitadas desde hacía siglos.

Una legión de “candidatos”, con las ideologías más mohosas y herrumbrosas, se han convertido en los “portavoxes” de varios colectivos “ultras” - identificados como “conservadores” y “liberales” - poniéndose al frente de las “listas electorales” de varias provincias y distritos, para que los “españoles de bien” los elijan como sus representantes genuinos. Como defensores de las esencias patrias de la España eterna - “Una, Grande y Libre”, por los siglos de los siglos -; donde la gente tenga armas cargadas y preparadas para defenderse de los malos: de los separatistas catalanes, de los comunistas y de la tiranía cruel de las feministas o de los “gays”; que pretenden subvertir el orden natural de familias y personas.

Entre las filas de los más “cavernícolas” están los consabidos historiadores (?) - nacidos en la parte más oscura de las cuevas - exaltando las excelencias del “nazismo” del “franquismo” y de los “milagros económicos y sociales” que llevaron a cabo los compinches de unos y de otros.

Un autonombrado “historiador”, además, justifica el genocidio judío de los “nazis” constatando que los “SS” que gaseaban a los hebreos en los campos de concentración, actuaban de acuerdo con la ley, que es lo que deben hacer los “buenos ciudadanos”. Entonces, estaban vigentes las “Leyes de Nüremberg” decretadas por Hitler, para eliminar a los miembros de las “razas inferiores” que infestaban la Europa “aria” que él quería construir. Añadiendo que, según los documentos que conoce - aunque nadie los haya visto -, la mayoría de los judíos murieron por armas de fuego; posiblemente las mismas que sus “compinches quieren repartir entre los “buenos españoles” para defenderse de los “malos”: inmigrantes, homosexuales, feministas, antitaurinos, animalistas, separatistas y comunistas…

¡Todo un ejemplo de “patrioterismo”, de caridad cristiana y de amor al prójimo! El mismo que demostró Franco en 1940 con aquella famosa “Ley de represión de la Masonería y el Comunismo”, con la que fueron asesinados miles de ciudadanos discrepantes; sometidos, durante la Dictadura, a una persecución cruel.

Los regímenes democráticos - a través de sus frecuentes y regulares campañas electorales - tienen la virtud de ofrecer a los candidatos de sus variadas opciones políticas la oportunidad de mostrarse tal como son y cómo piensan, si son capaces de hacerlo con sinceridad y sin engaños; y, a los ciudadanos normales, de sopesar adecuadamente los pros y los contras de cada programa, para diseñar el futuro de él y de sus hijos, antes de meter su papeleta en la urna.

Pues este gesto no debe ser nunca un gesto mecánico e inconsciente; ya que con él ponemos en juego las condiciones de vida de muchas familias; entre ellas, de la nuestra.H